13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

- VII -<br />

Después <strong>de</strong> dar noticia <strong>de</strong> su estupenda liberación, exponiendo con brevedad los<br />

pa<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong>l largo cautiverio que había sufrido, escribió las frases más cariñosas y<br />

una patética <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> arrepentimiento por su <strong>de</strong>snaturalizada conducta y la impía<br />

fuga que tan duramente había castigado Dios. Manifestando [58] <strong>de</strong>spués su falta <strong>de</strong><br />

recursos y que más que un viaje a Madrid le convenía su permanencia en el ejército <strong>de</strong><br />

Cataluña, rogaba a su madre que vendiese cuanto había en la casa, y juntamente con<br />

Solita, se trasladase a la Puebla <strong>de</strong> Arganzón, don<strong>de</strong> pasaría a verlas, pidiendo una<br />

licencia. Concluía indicando la dirección que <strong>de</strong>bía darse a las cartas <strong>de</strong> respuesta, y<br />

pedía que esta fuera inmediata para calmar la incertidumbre y afán <strong>de</strong> su alma.<br />

Aquella misma tar<strong>de</strong> habló con el brigadier Rotten, el cual era un hombre muy rudo<br />

y fiero, bastante parecido en genio y modos a don Carlos España. Aconsejole este que<br />

viera al general Mina, en cuyo ejército había varias partidas <strong>de</strong> contraguerrilleros,<br />

organizadas disciplinariamente; añadió que él (el brigadier Rotten) se había propuesto<br />

hacer la guerra <strong>de</strong> exterminio, quemando, arrasando y fusilando, en la seguridad <strong>de</strong> que<br />

la supresión <strong>de</strong> la humanidad traería infaliblemente el fin <strong>de</strong>l absolutismo, y concluyó<br />

diciendo que pasaba a la provincia <strong>de</strong> Tarragona con todas las fuerzas <strong>de</strong> su mando,<br />

excepción hecha <strong>de</strong>l batallón <strong>de</strong> Murcia, que le había sido reclamado por el general en<br />

jefe para reforzar el sitio <strong>de</strong> la Seo. Monsalud, sin vacilar en su elección, optó por seguir<br />

a los <strong>de</strong> Murcia que iban hacia la Seo. [59]<br />

Salió, pues, Murcia al día siguiente muy temprano en dirección a Castellar, llevando<br />

el triste encargo <strong>de</strong> conducir a los catorce prisioneros <strong>de</strong> San Llorens <strong>de</strong> Morunys.<br />

Seudoquis no ocultó a Salvador su disgusto por comisión tan execrable; pero ni él ni sus<br />

compañeros podían <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer al bárbaro Rotten. Púsose en marcha el regimiento, que<br />

más bien parecía cortejo fúnebre, y en uno <strong>de</strong> sus últimos carros iba Monsalud, viendo<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sí a los infelices cautivos atraillados, algunos medio <strong>de</strong>snudos, y todos<br />

abatidos y llorosos por su miserable <strong>de</strong>stino, aunque no se creían con<strong>de</strong>nados a muerte,<br />

sino tan sólo a <strong>de</strong>nigrante esclavitud.<br />

Camino más triste no se había visto jamás. Lleno <strong>de</strong> fango el suelo; cargada <strong>de</strong><br />

neblina la atmósfera, y enfriada por un remusguillo helado que <strong>de</strong>l Pirineo <strong>de</strong>scendía,<br />

todo era tristeza fuera y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> los soldados. No se oían ni las canciones<br />

alegres con que estos suelen hacer menos pesadas las largas marchas, ni los diálogos<br />

picantes, ni más que el lúgubre compás <strong>de</strong> los pasos en el cieno y el crujir <strong>de</strong> los lentos<br />

carros y los suspiros <strong>de</strong> los acongojados prisioneros. El día se acabó muy pronto a causa<br />

<strong>de</strong> la niebla que, al modo <strong>de</strong> envidia, lo empañaba; y al llegar a un ángulo <strong>de</strong>l camino,<br />

en cierto sitio llamado los tres [60] Roures (los tres robles), el regimiento se <strong>de</strong>tuvo.<br />

Tomaba aliento, porque lo que iba a hacer era grave.<br />

Salvador sintió un súbito impulso en su alma cristiana. Eran los sentimientos <strong>de</strong><br />

humanidad que se sobreponían al odio pasajero y al recuerdo <strong>de</strong> tantas penas. Cuando<br />

vio que la horrible sentencia iba a cumplirse, hundió la cabeza sepultándola entre los<br />

sacos y mantas que llenaban el carro, y oró en silencio. Los ayes lastimeros y los tiros<br />

que pusieron fin a los ayes, le hicieron estremecer y sacudirse, como si resonaran en la<br />

cavidad <strong>de</strong> su propio corazón. Cuando todo quedó en lúgubre silencio, alzando su<br />

angustiada cabeza, dijo así:

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!