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16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

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-Yo le pediré todo lo que tú quieras, hija <strong>de</strong> mi alma; yo tendré fe... Dices que tengo<br />

poca; pues tendremos mucha. Me has contagiado <strong>de</strong> tantas cosas, que no dudo he <strong>de</strong><br />

adquirir la fe que tú, sólo con mirarme, me estás infundiendo.<br />

-Para adquirir ese tesoro -dijo Sola con cierto entusiasmo-, no basta mirarme a mí ni<br />

que yo te mire a ti, abuelo; es preciso pedirlo a Dios y pedírselo con ardiente <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />

poseer su gracia, abriendo en par en par las puertas <strong>de</strong>l corazón para que entre; es<br />

preciso que nuestra sensibilidad y nuestro pensamiento se junten para alimentar ese<br />

fuego que pedimos y que al fin se nos ha <strong>de</strong> dar. Teniendo ese tesoro, todo se consigue,<br />

fuerzas para soportar la <strong>de</strong>sgracia, valor para acometer los peligros, bondad para hacer<br />

bien a nuestros enemigos, conformidad y esperanza, que son las muletas <strong>de</strong> la vida para<br />

todos los que cojeamos en ella.<br />

-Pues yo haré que mi sensibilidad y mi pensamiento se encaminen a Dios, niña mía -<br />

[149] replicó el vagabundo participando <strong>de</strong>l entusiasmo <strong>de</strong> su favorecedora-. Haré todo<br />

lo que mandas.<br />

-Y tendrás fe.<br />

-Tendremos fe... sí; venga fe.<br />

-Con ella resolveremos todas las cuestiones -dijo Sola acariciando el flaco cuello <strong>de</strong><br />

su amigo-. Ahora, abuelito, es preciso que nos recojamos. Es tar<strong>de</strong>.<br />

-Como tú quieras. Para los que no duermen, como yo, nunca es tar<strong>de</strong> ni temprano.<br />

-Es preciso dormir.<br />

-¿Duermes tú?<br />

-Toda la noche.<br />

- Me parece que me engañas... En fin, buenas noches. ¿Sabes lo que voy a hacer si<br />

me <strong>de</strong>svelo? Pues voy a rezar, a rezar fervorosamente como en mis tiempos juveniles,<br />

como rezábamos Refugio y yo cuando teníamos contrarieda<strong>de</strong>s, alguna <strong>de</strong>udilla que no<br />

podíamos pagar, alguna enfermedad <strong>de</strong> nuestro adorado Lucas... Ello es que siempre<br />

salíamos bien <strong>de</strong> todo.<br />

-A rezar, sí; pero con el corazón, sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> hacerlo con los labios.<br />

-Adiós, ángel <strong>de</strong> mi guarda -dijo Sarmiento besándola en la frente-. Hasta mañana,<br />

que seguiremos tratando estas cosas. [150]<br />

Retirose Soledad, y el anciano se fue a su cuarto y se acostó, durmiéndose<br />

prontamente; mas tuvo la poca suerte <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar al poco tiempo sobresaltado,<br />

nervioso, con el cerebro ardiendo.<br />

-Ea, ya estamos <strong>de</strong>svelados -dijo dando vueltas en su cama, que había sido para él<br />

durante diez meses un lecho <strong>de</strong> rosas-. Voy a poner por obra lo que me mandó la niña;<br />

voy a rezar.

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