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16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

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El 19 abrieron brecha; pero hasta la noche <strong>de</strong>l 30 no se dio el asalto, habiéndose<br />

guardado secreto sobre esto en los días anteriores, aunque yo lo supe por el con<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

Montguyon, que no me ocultaba nada referente a las operaciones. ¡Noche terrible la <strong>de</strong>l<br />

30 al 31 <strong>de</strong> Agosto!, noche que me pareció día por lo clara y hermosa así como por el<br />

estrépito guerrero que en ella resonara y las acciones heroicas dignas <strong>de</strong> ser alumbradas<br />

por el sol!... Apretado fue el lance <strong>de</strong>l asalto, según oí contar, y Su Alteza y el príncipe<br />

<strong>de</strong> Carignan, se portaron bravamente combatiendo como soldados en los sitios más<br />

peligrosos. No fue ciertamente el hecho <strong>de</strong>l Troca<strong>de</strong>ro una <strong>de</strong> aquellas páginas <strong>de</strong><br />

epopeya [273] que ilustraron el Imperio; fue más bien lo que los dramaturgos franceses<br />

llaman Succés d'estime, un éxito que no tiene envidiosos. Pero a la Restauración le<br />

convenía cacarearlo mucho, ciñendo a la inofensiva frente <strong>de</strong>l Duque los laureles<br />

napoleónicos; y se tocó la trompa sobre este tema hasta reventar, resultando <strong>de</strong>l<br />

entusiasmo oficial que no hubo en Francia calle ni plaza que no llevase el nombre <strong>de</strong>l<br />

Troca<strong>de</strong>ro, y hasta el famoso arco <strong>de</strong> la Estrella, en cuyas piedras se habían grabado los<br />

nombres <strong>de</strong> Austerlitz y Wagram, fue durante algún tiempo Arco <strong>de</strong>l Troca<strong>de</strong>ro.<br />

Yo me había trasladado a Puerto Real para estar más cerca. En la mañana <strong>de</strong>l 31,<br />

cuando vi pasar a los prisioneros hechos en los fuertes, me sentí morir <strong>de</strong> zozobra. Entre<br />

aquellas caras atezadas, a cada instante creía ver la suya. Estuvieron pasando mucho<br />

tiempo, porque eran más <strong>de</strong> mil entre militares y paisanos. Creo que les miré uno por<br />

uno; y al fin, cuando ya quedaban pocos, redoblé mi atención. ¡Oh misericordioso Dios,<br />

qué estupendas cosas permites! En la última fila, casi solo, más abatido, más quemado<br />

<strong>de</strong>l sol, más <strong>de</strong>macrado, con los vestidos más rotos que los <strong>de</strong>más, pasó él, ¡él<br />

mismo...!, no podía dudarlo, porque le estaba viendo, viendo, sí, con mis propios [274]<br />

ojos arrasados <strong>de</strong> lágrimas. Llevaba la mano izquierda en cabestrillo hecho con un<br />

andrajo, y su paso era inseguro y como dolorido, sin duda por tener lleno <strong>de</strong> contusiones<br />

el cuerpo.<br />

Al verle extendí los brazos y grité con toda la fuerza <strong>de</strong> mi voz. Mi enamorada<br />

exclamación hizo volver la cabeza a todos los que iban <strong>de</strong>lante y a los curiosos que le<br />

ro<strong>de</strong>aban. Él, alzando los amortiguados ojos, me miró con expresión tan triste que sentí<br />

partido mi corazón y estuve a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>smayarme. Creo que pronunció algunas<br />

palabras; pero no oí sino un adiós tan lúgubre como campanada funeral, y movió la<br />

mano en a<strong>de</strong>mán <strong>de</strong> cariñoso saludo, y pasó, <strong>de</strong>sapareciendo con los <strong>de</strong>más en una<br />

vuelta <strong>de</strong>l camino.<br />

Mi primera intención fue correr tras él; pero en la casa me <strong>de</strong>tuvieron. Cuando<br />

serenamente me hice cargo <strong>de</strong> la situación, formé mil proyectos; pero todos los<br />

<strong>de</strong>sechaba al punto por <strong>de</strong>scabellados. Pensándolo bien, comprendí que no era tan difícil<br />

conseguir su libertad. Me congratulaba <strong>de</strong> que, al cabo <strong>de</strong> tantas fatigas, el <strong>de</strong>stino me le<br />

presentara prisionero para po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cir con más valor que nunca: -Ahora sí que no se me<br />

pue<strong>de</strong> escapar. [275]<br />

- XXXIV -

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