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16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

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- XIII -<br />

¡Qué lejos estaba el excelente padre Gracián <strong>de</strong> que su exhortación moral había<br />

motivado una reyerta que pudo ser drama sangriento! Él se retiró aquella tar<strong>de</strong> muy<br />

satisfecho <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber predicado la unión, la concordia y la paz matrimonial en<br />

otras dos o tres casas. Al entrar en su celda pensó que el día había sido fecundo en<br />

resultados evangélicos, y que con muchas batallas semejantes, pronto había <strong>de</strong> verse el<br />

Enemigo muy mal y acorralado en las últimas trincheras <strong>de</strong>l pecado.<br />

Antes <strong>de</strong> dormir, consagró dos horas al estudio y a la ciencia <strong>de</strong> que era maestro en<br />

las aulas <strong>de</strong>l Colegio Imperial, la profunda y enmarañada Ética. Después oró y meditó<br />

por espacio <strong>de</strong> otras dos horas largas, puesto <strong>de</strong> hinojos a ratos, y a ratos tendido boca<br />

abajo sobre el suelo. Lejos <strong>de</strong> haber en este las blanduras suntuarias con que los<br />

pecadores atien<strong>de</strong>n al sibaritismo <strong>de</strong> los pies, era la dureza misma combinada con la<br />

frialdad, para que la mortificación fuese conforme a la implacable saña con que varón<br />

tan santo trataba a su carne miserable. Allí no habla alfombra, ni estera, ni cosa que a tal<br />

se pareciese, sino ligera capa <strong>de</strong> tierra, rojiza extendida sobre los ladrillos, la cual era<br />

traída <strong>de</strong> la cueva <strong>de</strong> San Ignacio en Manresa y servía para producir en el espíritu <strong>de</strong>l<br />

clérigo la piadosa ilusión <strong>de</strong> que en la misma santa cueva estaba. Últimamente había<br />

repartido entre sus buenos amigotes tantas porcioncillas <strong>de</strong> aquella bendita y quizás<br />

milagrosa arcilla, que la celda se iba quedando limpia, y por varias partes pedía algunos<br />

escobazos que la acabaran <strong>de</strong> limpiar. Lo <strong>de</strong>más <strong>de</strong> la reducida estancia era<br />

insignificante y revelaba la humildad y el estudio, cosas en verdad que fraternizan<br />

perfectamente. [328]<br />

El jesuita durmió <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> estudiar y <strong>de</strong> mortificarse, y abandonó <strong>de</strong> madrugada el<br />

lecho. Rezó, dijo misa, (y las suyas por lo tempranas y lo largas, eran muy elogiadas<br />

entre las personas piadosas <strong>de</strong> aquel populoso barrio) y <strong>de</strong>spués entró en su cátedra,<br />

seguido <strong>de</strong> muchedumbre <strong>de</strong> escolares. Esto se repetía diariamente, mes tras mes, año<br />

tras año. En sus explicaciones filosóficas, Gracián realizaba el prodigio <strong>de</strong> volver claro<br />

lo oscuro y <strong>de</strong> hacer ver las honduras <strong>de</strong> aquella ciencia, iluminando la superficie con la<br />

luz <strong>de</strong> un método admirable y <strong>de</strong> un <strong>de</strong>cir ameno. Sus discípulos le querían por todo<br />

extremo, y era uno <strong>de</strong> esos maestros siempre preferidos y siempre elogiados que hacen<br />

amable el estudio. En las horas <strong>de</strong> recreo veíase ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> enjambre <strong>de</strong> colegiales, que<br />

<strong>de</strong>jaban el escaso solaz <strong>de</strong> aquella hora para consultar con el Padre puntos oscuros <strong>de</strong> la<br />

conferencia señalada, y platicar sobre cualquier tema <strong>de</strong> humanida<strong>de</strong>s o teología, pues<br />

en todo ello y aun en otra clase <strong>de</strong> sabidurías era muy versado el bendito clérigo.<br />

En aquellos tiempos, ¡oh tiempos clásicos! todo se estudiaba en latín, incluso el latín<br />

mismo, y era <strong>de</strong> ver la gran confusión en que caía un alumno novel, cuando le ponían en<br />

la mano el Nebrija con sus reglas escritas en aquella misma lengua que no se había<br />

aprendido todavía. Poco a poco iba saliendo <strong>de</strong>l paso con el admirable método <strong>de</strong><br />

enseñanza adoptado por la Compañía, y acostumbrándose al manejo <strong>de</strong>l Calepino para<br />

los significados castellanos, y <strong>de</strong>l Thesaurus para la operación inversa, pronto llegaba a<br />

explicarse como Quinto Curcio o Cornelio Nepote. Las lecciones se daban en latín, y<br />

para que los chicos se familiarizasen con la lengua que era llave maestra <strong>de</strong> todo el

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