13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>de</strong> la ventana para verle salir y que le estuviese mirando hasta que <strong>de</strong>sapareció entre los<br />

olivos, caballero en el más <strong>de</strong>svencijado cuartago que han visto cuadras toledanas. Ni es<br />

tampoco digno <strong>de</strong> mención el fenómeno (que no sabemos si será óptico o qué será) <strong>de</strong><br />

que Sola le siguiese viendo aun <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que las ramas <strong>de</strong> los olivos y la creciente<br />

penumbra <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> ocultaran completamente su persona.<br />

La noche cayó sobre ella como una losa.<br />

Fatigado y displicente, con los hábitos arremangados y su gran caña <strong>de</strong> pescar al<br />

hombro, subía el padre Alelí la cuestecilla <strong>de</strong>l olivar. Ya era <strong>de</strong> noche. Los muchachos<br />

acompañaban al fraile, trayendo el uno la cesta, el otro los aparejos y el pequeño dos<br />

ranas gran<strong>de</strong>s y ver<strong>de</strong>s. Esto era lo único que el reino acuático había concedido aquella<br />

tar<strong>de</strong> a la expedición piscatoria <strong>de</strong> que era patrón el [299] buen Alelí. Todas nuestras<br />

noticias están conformes en que tampoco en las tar<strong>de</strong>s anteriores fueron más<br />

provechosas la paciencia <strong>de</strong>l fraile y la constancia <strong>de</strong> los muchachos para convencer a<br />

las truchas y otras alimañas <strong>de</strong>l aurífero río <strong>de</strong> la conveniencia <strong>de</strong> tragar el anzuelo; por<br />

lo que Alelí volvía <strong>de</strong> muy mal humor a casa echando pestes contra el Tajo y sus<br />

riberas.<br />

Todavía distaba <strong>de</strong> la casa unas cincuenta varas cuando encontró a Sola que<br />

lentamente bajaba como si se paseara, saliendo al encuentro <strong>de</strong> las primeras ondas <strong>de</strong><br />

aire fresco que <strong>de</strong> los cercanos montes venían. Los niños menores la conocieron <strong>de</strong> lejos<br />

y volaron hacia ella saludándola con cabriolas y gritos, o colgándose <strong>de</strong> sus manos para<br />

saltar más a gusto.<br />

-¿Usted por aquí a estas horas? -dijo Alelí <strong>de</strong>teniendo el paso para <strong>de</strong>scansar-. La<br />

noche está buena y fresquita. ¿Querrá usted creer que tampoco esta tar<strong>de</strong> nos han dicho<br />

las truchas esta boca es mía? Nada, hijita, pasan por los anzuelos y se ríen. Esos<br />

animalillos <strong>de</strong> Dios han aprendido mucho <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mis tiempos y ya no se <strong>de</strong>jan engañar...<br />

Hola, hola, ¿no son estas pisadas <strong>de</strong> caballo? Por aquí ha pasado un jinete. Dígame<br />

usted, ¿ha enviado Benigno algún propio con buenas noticias?<br />

Sola dio un grito terrible, que <strong>de</strong>jó suspenso [300] y azorado al bondadoso fraile. Fue<br />

que Jacobito puso una <strong>de</strong> las ranas sobre el cuello <strong>de</strong> la joven. Sentir aquel contacto<br />

viscoso y frío y ver casi al mismo tiempo el salto <strong>de</strong>l animalucho rozándole la cara<br />

fueron causa <strong>de</strong> su miedo repentino; que este modo <strong>de</strong> asustarse y esta manera <strong>de</strong> gritar<br />

son cosas propias <strong>de</strong> mujeres. Alelí esgrimió la caña, como un maestro <strong>de</strong> escuela, y dio<br />

dos cañazos al nene.<br />

-¡Tonto, mal criado!<br />

-No, no han venido buenas noticias -dijo Sola temblando.<br />

Aquella noche cenaron como siempre, en paz y en gracia <strong>de</strong> Dios, hablando <strong>de</strong><br />

Cor<strong>de</strong>ro y pronosticando su vuelta para tal o cual día. La vida feliz <strong>de</strong> aquella buena<br />

gente no se alteró tampoco en lo más mínimo en los siguientes días. Sola estaba triste;<br />

pero siempre en su puesto, siempre en su <strong>de</strong>ber, y todas las ocupaciones <strong>de</strong> la casa<br />

seguían su marcha regular y or<strong>de</strong>nada. Ninguna cosa faltó <strong>de</strong> su sitio ni ningún hecho<br />

normal se retrasó <strong>de</strong> su marcada hora. La reina y señora <strong>de</strong> la casa, inalterable en su<br />

<strong>de</strong>licado imperio, lo regía con actitud pasmosa, cual si ni uno solo <strong>de</strong> sus pensamientos

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!