13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Esto y otras cosas seguía pensando, sin cesar <strong>de</strong> trabajar en el arreglo <strong>de</strong> mi equipaje.<br />

Miraba a todas horas el reloj que era también <strong>de</strong> cucú, como el <strong>de</strong> aquella horrible<br />

noche <strong>de</strong> Sevilla; pero el pájaro <strong>de</strong> Puerto Real me era simpático y sus saluditos y su<br />

canto regocijaban mi espíritu.<br />

Dieron las tres. Una mano brutal golpeó mi puerta. No había dado yo la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

pasar a<strong>de</strong>lante cuando se presentaron cuatro hombres, dos paisanos y dos militares. Uno<br />

<strong>de</strong> los paisanos llevaba bastón <strong>de</strong> policía. Avanzó hacia mí. ¡Visión horrible!... Yo había<br />

visto al tal en alguna parte. ¿Dón<strong>de</strong>? En Benabarre. [298]<br />

Aquel hombre me dijo groseramente:<br />

-Señora D.ª Jenara <strong>de</strong> Baraona, <strong>de</strong>se usted presa.<br />

En el primer instante no contesté, porque la estupefacción me lo impedía. Después,<br />

rugiendo más bien que hablando, exclamé:<br />

-¡Yo presa, yo!... ¿Quién lo manda?<br />

-De or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l excelentísimo Sr. D. Víctor Sáez, Ministro universal <strong>de</strong> Su Majestad.<br />

-¡Vil! ¡Tan vil tú como Sáez! -grité.<br />

Yo no era mujer, era una leona.<br />

Al ver que se me acercaron dos soldados y asieron mis brazos con sus manos <strong>de</strong><br />

hierro, corrí por la estancia. No buscaba mi salvación en cobar<strong>de</strong> fuga; buscaba un<br />

cuchillo, un hacha, un arma cualquiera... Comprendía el asesinato. Mi furor no tenía<br />

comparación con ningún furor <strong>de</strong> hombre. Era furor <strong>de</strong> mujer. No encontré ninguna<br />

arma. ¡Dios vengador! Si la encontrara, aunque fuera un tenedor, creo que habría<br />

matado a los cuatro. Un can<strong>de</strong>labro vino a mis manos; tomelo y al instante la cabeza <strong>de</strong><br />

uno <strong>de</strong> ellos se rajó... ¡Sangre! ¡Yo quería sangre!<br />

Pero me atenazaron con sus salvajes brazos... ¡Presa, presa!... Todos mis afanes,<br />

todos [299] mis sentimientos, todos mis <strong>de</strong>seos se con<strong>de</strong>nsaban en uno solo: tener<br />

<strong>de</strong>lante a D. Víctor Sáez para lanzarme sobre él, y con mis <strong>de</strong>dos teñidos <strong>de</strong> sangre,<br />

sacarle los ojos.<br />

No pudiendo hundir mis <strong>de</strong>dos en ajenos ojos, los volví contra los míos... clavelos en<br />

mi cabeza, intentando agujerearme el cráneo y sacarme los sesos. Mi aliento era fuego<br />

puro.<br />

Lleváronme... ¿qué sé yo a dón<strong>de</strong>? Por el camino... ¡oh Satán mío!, ¡oh <strong>de</strong>monio<br />

injustamente arrojado <strong>de</strong>l Paraíso!... sentí el disparo <strong>de</strong> la corbeta inglesa al darse a la<br />

vela.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!