13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ardía; pero retrocedió quemándose los <strong>de</strong>dos. Esto, que parecía un chispazo <strong>de</strong> locura,<br />

inspiró a Salvador lo siguiente:<br />

-No metas tu mano en el fuego para sacar lo que ha caído en él. Tú, como yo,<br />

necesitas hacerte perdonar para ser perdonado, necesitas comprar la generosidad con<br />

generosidad y el olvido con el olvido.<br />

-Si pudiera olvidar... -murmuró Navarro, embelesado siempre en la contemplación<br />

<strong>de</strong> la llama-. Si pudiera borrar todo lo que no fuera presente... ¡Qué tranquilo viviría!...<br />

Porque el presente me agrada, y esta serenidad que ahora disfruto es un bien muy<br />

precioso. Fáltame saber si lo <strong>de</strong>bo a la casualidad, a la Provi<strong>de</strong>ncia o a ti.<br />

-A los tres -replicó el otro-. La Provi<strong>de</strong>ncia y el hombre, ya amigo ya enemigo,<br />

suelen obrar <strong>de</strong> acuerdo para salvarnos o per<strong>de</strong>rnos. Tu memoria se ha aclarado lo<br />

bastante para recordarte, lo que has pasado, la ruina <strong>de</strong> tus <strong>de</strong>scabellados planes <strong>de</strong><br />

guerrillero, tu prisión, tu enfermedad [391] gravísima, tu con<strong>de</strong>nación a muerte. Pero<br />

hay cosas que no pue<strong>de</strong>s saber por tu memoria, y son la curiosidad interesada con que<br />

yo observaba tus pasos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Madrid, y mí resuelto propósito <strong>de</strong> socorrerte cuando<br />

caíste en el mayor peligro en que pue<strong>de</strong> caer un hombre. Yo <strong>de</strong>jé mi casa, comodida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> esas que empiezan a valer mucho cuando se nos va acabando la juventud, y<br />

quehaceres importantes; yo corrí a este país <strong>de</strong> Navarra <strong>de</strong>cidido a emplear todo lo que<br />

en mí hubiera <strong>de</strong> actividad, <strong>de</strong> celo y <strong>de</strong> ingenio para salvarte. He vivido algunos meses<br />

consagrado a ti, velando por ti, y luchando contra tu mal, contra tu genio, contra tu<br />

locura, contra los enemigos, contra la ley y contra todo, sin <strong>de</strong>smayar nunca, sin<br />

fatigarme un punto hasta conseguir mi objeto. Sobre todos los enemigos me han<br />

resistido siempre tu carácter y tu antipatía. Pero esto, lejos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sanimarme, me<br />

encendía más, y más me estimulaba a preten<strong>de</strong>r una victoria completa. Estoy satisfecho,<br />

te he salvado <strong>de</strong> la muerte, te he cazado, te he domado, y ahora te tengo en mi po<strong>de</strong>r, no<br />

como enemigo prisionero, sino como podría tener un padre a su hijo débil y pecador,<br />

sojuzgado y no sé si arrepentido. Yo conceptuaba como la mayor gloria apetecible esta<br />

victoria mía por la fraternidad cristiana, y esa sumisión tuya por la gratitud. Ahora,<br />

cuando parece que recobras tu salud perdida y tu libertad, ¿qué harás? Des<strong>de</strong> el<br />

momento en que yo me aleje, tu soledad será espantosa. ¿Irás a la guerra? No lo creo. Si<br />

te retiras a alguna parte a vivir pacífica y honradamente, ¿a quién volverás los ojos para<br />

<strong>de</strong>cir: «tú eres mío»? ¿Los volverás a tu mujer? No. ¿Buscarás algún pariente en la<br />

Puebla? No los tienes. ¿Buscarás amigos? Tu carácter rechaza las amista<strong>de</strong>s nuevas.<br />

Abre los ojos y ve claro, <strong>de</strong>sgraciado; no niegues la evi<strong>de</strong>ncia. Por más que busques no<br />

hallarás más familia que yo. Yo soy el único que puedo llenar tu vacío y hacer a tu lado<br />

un bulto, una sombra que indique la presencia <strong>de</strong> un amigo.<br />

-Cállate -dijo Navarro, ya lejos <strong>de</strong> la chimenea- cállate, que me haces daño.<br />

Insensiblemente te has atado a mí y has soldado la ca<strong>de</strong>na. Está bien, te arrastraré<br />

conmigo. ¿Podrá separar algún día el hermano cuidadoso <strong>de</strong>l hombre aborrecido? No lo<br />

sé. Deja que pase el tiempo, que pasen días. Yo tengo ahora ocupaciones graves, muy<br />

graves.<br />

Esto <strong>de</strong> las ocupaciones graves hizo en Monsalud el efecto <strong>de</strong> un golpe. Tembló por<br />

el juicio <strong>de</strong> su hermano, que poco antes había visto manifestarse claro y hermoso, y que<br />

<strong>de</strong> repente se oscurecía. Como pasa una nube por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l sol, así pasó aquella frase<br />

por encima <strong>de</strong> la discreción <strong>de</strong>l enfermo, ocultándola. [392]

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!