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16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

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-Se está formando. Todavía no hemos tenido una reunión total <strong>de</strong> asociados...<br />

¿Cuántos hay en la lista, querido Rufete?<br />

-Trescientos veinte y uno -dijo el ayacucho, que por lo visto <strong>de</strong>sempeñaba las<br />

funciones <strong>de</strong> secretario. [283]<br />

-No se ha hecho nada todavía, no ha ido a provincias ningún comisionado. Se<br />

necesita uno <strong>de</strong> toda confianza y muy listo, que vaya a París y Londres a enten<strong>de</strong>rse con<br />

los emigrados que quedan por allá y con otras personas resi<strong>de</strong>ntes en el extranjero, y<br />

que no nombro porque no puedo nombrarlas.<br />

-Ya... y ese correveidile que se necesita...<br />

-Correveidile no, sino agente; ese agente que se necesita eres tú.<br />

-Pues te juro -dijo Salvador <strong>de</strong> la manera más jovial-, que si la sociedad Isabelina o<br />

<strong>de</strong> los Patriotas isabelinos, como preten<strong>de</strong> el señor... y se me figura que lo preten<strong>de</strong> con<br />

razón...<br />

-La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l patriotismo -exclamó Rufete sin po<strong>de</strong>rse contener-, es tan primordial,<br />

que <strong>de</strong>be ponerse al frente <strong>de</strong> todas las <strong>de</strong>nominaciones, para que se grabe más y más en<br />

la mente <strong>de</strong>l pueblo.<br />

-Pues, <strong>de</strong>cía -prosiguió el otro-, que si la sociedad espera para exten<strong>de</strong>rse y prosperar<br />

a que yo sea su agente, llegará el Juicio final sin que <strong>de</strong> todos los frutos que el país y tú<br />

esperáis <strong>de</strong> ella.<br />

Aviraneta meditaba, la mejilla apoyada en la mano. A cada instante se oían los pasos<br />

<strong>de</strong> los que subían por la escalera (7) , y como esta era en<strong>de</strong>ble y estaba tan cerca <strong>de</strong> las<br />

cabezas <strong>de</strong> los tres sujetos, parecía que se les venía la casa encima siempre que un<br />

patriota se encaramaba a los aposentos altos.<br />

-¡Malditos! -exclamó Aviraneta, en ocasión que subían tres cuatro mozalbetes<br />

metiendo más ruido que los monaguillos en día <strong>de</strong> repicar recio-. Esos son los que todo<br />

lo echan a per<strong>de</strong>r con sus inocentadas. Ahora los tiernos angelitos, en vez <strong>de</strong> chuparse el<br />

<strong>de</strong>do, han dado en la flor <strong>de</strong> jugar a la masonería y al carbonarismo, y entre burlas y<br />

risas tienen arriba sus Cámaras <strong>de</strong> honor y sus Hornos, don<strong>de</strong> hacen varias mojigangas,<br />

que es preciso <strong>de</strong>nunciar a la policía. Son casi todos chicuelos con más ganas <strong>de</strong> hacer<br />

bulla que <strong>de</strong> estudiar. ¡Y qué discursos los suyos! Es esa una empolladura <strong>de</strong> oradores<br />

que, si no me engaño, ha <strong>de</strong> dar a España más peroratas que garbanzos dará Castilla.<br />

-Estos pajarillos cantores -dijo Monsalud riendo-, vienen siempre <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> las<br />

tormentas políticas, anunciándolas con sus angelicales trinos. Es un fenómeno que<br />

observé en la tormenta pasada y que se repetirá, no lo du<strong>de</strong>n uste<strong>de</strong>s, en las que han <strong>de</strong><br />

venir; y así veremos siempre que toda trasformación política <strong>de</strong> carácter progresivo<br />

viene precedida <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s eflorescencias <strong>de</strong> sabiduría infantil y discursos en las aulas.<br />

-Pues gran<strong>de</strong> va a ser la trasformación -manifestó Aviraneta-, si se [284] ha <strong>de</strong> juzgar<br />

<strong>de</strong> ella por lo que chilla esta caterva <strong>de</strong> pavipollos... ¡Santa Mónica, cuántos suben<br />

ahora, y qué pico tienen! Esa voz... oigan uste<strong>de</strong>s qué órgano tan admirable: es

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