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16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

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Era el capitán <strong>de</strong> todas las fechorías perpetradas en el colegio, <strong>de</strong> noche, burlando la<br />

vigilancia <strong>de</strong> los Padres, bien para hacer un escalo en la <strong>de</strong>spensa y proveerse <strong>de</strong><br />

víveres, bien para efectuar un bromazo, eligiendo por víctima a un <strong>de</strong>sdichado novato<br />

sin experiencia. Si alguna tar<strong>de</strong> lograba escaparse y subir a las boardillas, se entretenía<br />

en tirar cáscaras <strong>de</strong> nueces a los balcones <strong>de</strong> Nazaria que fronteros <strong>de</strong> la fachada <strong>de</strong>l<br />

colegio estaban, o en disparar peladillas contra la cojuela, que solía sentarse por las<br />

tar<strong>de</strong>s en la puerta <strong>de</strong> la carnecería, templum mantecationis.<br />

Otras muchas barrabasadas hacía para matar el fastidio y hacerse aplaudir <strong>de</strong> sus<br />

compañeros, pues le gustaba, como a todos los traviesos, oír los encomios <strong>de</strong> sus<br />

atrevimientos. Pero su mayor lucimiento provino <strong>de</strong> una memorable invención suya,<br />

con la cual alcanzó aplausos y lisonjas, que traspasando el círculo <strong>de</strong>l colegio, llegaron<br />

al público. Fue que compuso un Discurso apologético macarrónico sobre un suceso<br />

público <strong>de</strong> la más alta importancia en aquellos días, y lo hizo con tan gracioso<br />

<strong>de</strong>sparpajo, tanta donosura en los disparates, tan gran<strong>de</strong> agu<strong>de</strong>za en lo <strong>de</strong>scriptivo y tan<br />

furibunda intención en la sátira personal, que la composición produjo en el colegio un<br />

verda<strong>de</strong>ro escándalo.<br />

Habiendo enfermado D. Rodriguín a principios <strong>de</strong> Junio, su familia le sacó <strong>de</strong>l<br />

colegio. Restablecido en un par <strong>de</strong> semanas, no quiso volver a la clausura hasta no<br />

presenciar las grandiosas ceremonias <strong>de</strong> la jura <strong>de</strong> la Princesa Isabel, y las alegres<br />

fiestas <strong>de</strong> los tres días que siguieron al <strong>20</strong>. Todo lo vio y en todo metió las narices el<br />

bullicioso estudiante, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la imponente función <strong>de</strong> San Jerónimo, hasta la justa <strong>de</strong> los<br />

maestrantes fuera <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> Alcalá; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la fiesta nacional <strong>de</strong> toros con caballeros<br />

en plaza, en la Mayor, hasta el simulacro militar. Cansado <strong>de</strong> tanto correr, durante los<br />

tres días, entró en el colegio, tomó la pluma, y enjaretó su famoso Discurso apologético<br />

macarrónico. A medida que iba escribiéndolo, leía trozos <strong>de</strong> él en los corrillos <strong>de</strong><br />

estudiantes, y [331] bien pronto la fama <strong>de</strong> aquellos graciosos dislates se extendió por<br />

San Isidro, llegó a oídos <strong>de</strong> los Padres, y estos pidieron el manuscrito (11) . Negolo y no<br />

quiso darlo D. Rodriguín por temor a una reprimenda; pero como ya los escolares<br />

amigos <strong>de</strong>l autor habían sacado varias copias, facilitaron una al Padre Fernán<strong>de</strong>z (vel a<br />

Ferdinando), el cual se regocijó mucho con la lectura. Enterados los <strong>de</strong>más jesuitas se<br />

rieron en coro y a todo trapo, porque a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las chuscadas <strong>de</strong> la forma, había en el<br />

discurso una intención satírica que les agradaba en extremo. Don Rodriguín no fue<br />

castigado por su travesura latinizante; entregó a los Padres el manuscrito original don<strong>de</strong><br />

se conservaba, según dijo, toda la pureza clásica <strong>de</strong>l texto, libre <strong>de</strong> los múltiples errores<br />

<strong>de</strong> las copias, y gozó extraordinariamente con su triunfo literario.<br />

Es lástima que no podamos dar a conocer en toda su extensión esta obra, que uno a<br />

sus gracias, el mérito <strong>de</strong> ser un precioso documento histórico, pues en ella está <strong>de</strong>scrito<br />

con <strong>de</strong>talles mil el solemnísimo acto <strong>de</strong> la jura, y narradas las fiestas con que la<br />

monarquía quiso hacer memorable aquel suceso. Los personajes todos <strong>de</strong> la época,<br />

retratados en caricatura, dan mayor realce al discurso, y la intención perversa que en<br />

cada comentario campea, pinta el espíritu <strong>de</strong> un bando político que era en aquellos días,<br />

si no la mayoría, parte gran<strong>de</strong> y granada <strong>de</strong> la Nación española. En la imposibilidad <strong>de</strong><br />

transcribir la composición entera, daremos cuenta <strong>de</strong> ella según el arte y modo <strong>de</strong> la<br />

crítica ligera, haciendo resaltar algunas <strong>de</strong> sus caprichosas donosuras, y callando mucho<br />

<strong>de</strong> lo que contiene, por ser materia vedada a la publicidad.

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