13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

como alambres. A poca distancia <strong>de</strong> mí, a la izquierda, estaba la capilla <strong>de</strong> San Antonio<br />

toda llena <strong>de</strong> luces por ser 12 <strong>de</strong> Junio, víspera <strong>de</strong>l santo, y <strong>de</strong> hermosos búcaros con<br />

azucenas y rosas. Volviendo ligeramente la cabeza veía el cuadro <strong>de</strong> Murillo y su<br />

espléndido altar.<br />

Yo pensaba en cosas religiosas; pero mi egoísmo las asociaba al amoroso afán que<br />

me poseía. Pensaba en la santidad <strong>de</strong> la unión sancionada por la Iglesia y <strong>de</strong> los lazos<br />

matrimoniales cuando son acertados. Consi<strong>de</strong>raba lo feliz que hubiera sido yo no<br />

equivocándome como equivoqué, en la elección <strong>de</strong> marido. También pasó por mi<br />

mente, aunque con gran rapi<strong>de</strong>z, el recuerdo <strong>de</strong> la infeliz joven a quien con mis engaños<br />

precipité en los azares <strong>de</strong> un viaje absurdo; pero esto duró poco y a<strong>de</strong>más me apresuré a<br />

sofocar tan triste memoria, dirigiendo el pensamiento a otra cosa.<br />

La imagen que tan cerca estaba atrajo mi atención. Aquel santo tan bueno, tan<br />

humil<strong>de</strong>, tan buen compañero y amigo <strong>de</strong> los pobres es, según dicen, el abogado <strong>de</strong> los<br />

amores y <strong>de</strong> los objetos perdidos. Ocurriome rezarle y le recé con fervor <strong>de</strong> labios y aun<br />

<strong>de</strong> corazón, porque en aquel instante me sentía piadosa. No sólo le pedí como<br />

enamorada, sino como quien busca [226] y no encuentra cosas <strong>de</strong> gran valor; y mientras<br />

más le rezaba, más me sentía encendida en <strong>de</strong>voción y llena <strong>de</strong> esperanza. Concluí<br />

adquiriendo la seguridad <strong>de</strong> que mi afán se calmaría aquella misma tar<strong>de</strong>; y juzgando<br />

que mi entrada en la catedral a causa <strong>de</strong> la cita era obra provi<strong>de</strong>ncial, mi alma se alivió,<br />

y aquella tensión dolorosa en que estaba fue cesando poco a poco.<br />

¿Cómo no esperar si aquel santo era tan bueno, tan complaciente que mereció<br />

siempre el amor y la veneración <strong>de</strong> todos los enamorados? No pu<strong>de</strong> estar allí todo el<br />

tiempo que habría <strong>de</strong>seado porque me causaba vértigo el olor <strong>de</strong> las azucenas y también<br />

porque la hora <strong>de</strong> la cita se acercaba. Cuando salí al patio y en el momento <strong>de</strong> pasar bajo<br />

el cocodrilo que simboliza la pru<strong>de</strong>ncia, la alta campana <strong>de</strong> la Giralda dio las cuatro.<br />

No habíamos llegado al púlpito <strong>de</strong> San Vicente Ferrer, cuando Mariana y yo nos<br />

miramos aterradas. Sentíamos un ruido semejante al <strong>de</strong> las olas <strong>de</strong>l mar. Al mismo<br />

tiempo mucha gente entraba corriendo en el patio <strong>de</strong> los naranjos.<br />

-¡Revolución, señora, revolución! -gritó Mariana temblando-. No salgamos.<br />

La curiosidad, venciendo el miedo, me llevó [227] con más presteza hacia la puerta.<br />

Vi regular gentío que llenaba todo el sitio llamado Gradas <strong>de</strong> la Catedral, y parecía<br />

exten<strong>de</strong>rse por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l palacio arzobispal y la Lonja hasta el Alcázar. Pero la actitud<br />

<strong>de</strong> la muchedumbre era pacífica y más parecía <strong>de</strong> curiosos que <strong>de</strong> alborotadores. Al<br />

punto comprendí que la salida <strong>de</strong> la Corte motivaba tal reunión <strong>de</strong> gente, y se calmaron<br />

mis súbitas inquietu<strong>de</strong>s. Esperaba ver <strong>de</strong> un momento a otro a la persona por quien<br />

había ido a la catedral, y mis ojos la buscaron entre la multitud.<br />

-Aguardaremos un poco -pensé dando un suspiro.<br />

La muchedumbre se agitó <strong>de</strong> repente, murmurando. Por entre ella trataba <strong>de</strong> abrirse<br />

paso un regimiento <strong>de</strong> caballería que apareció por la calle <strong>de</strong> Génova. Entrad la mano en<br />

un vaso lleno <strong>de</strong> agua y esta se <strong>de</strong>sbordará; introducid un regimiento <strong>de</strong> caballería en<br />

una calle llena <strong>de</strong> curiosos y veréis lo que pasa. Por la puerta <strong>de</strong>l Perdón penetró un<br />

chorro que salpicaba dicharachos y apóstrofes andaluces contra la tropa, y tal era su

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!