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16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

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«¿Pero es verdad que Madrid ha proclamado ya a D. Carlos? ¿Es verdad que Cristina<br />

se ha embarcado o va en camino <strong>de</strong> embarcarse? ¿Es cierto que el Infante ha vuelto <strong>de</strong><br />

Portugal, y está al frente <strong>de</strong>l ejército?». A estas preguntas no podía contestar el viajero<br />

porque nada sabía, pero bien se le alcanzaba que provenían <strong>de</strong> falsas noticias y<br />

embustes, semilla que hábilmente sembrada en tales países había <strong>de</strong> dar pronto cosecha<br />

<strong>de</strong> tiros. Siguió su camino y al fin entró en Estella. Aunque eran las doce <strong>de</strong> un hermoso<br />

día cuando pisó la plaza Mayor, antojósele que las próximas alturas arrojaban sombra<br />

muy lúgubre sobre la ciudad y que esta se ahogaba en su cinturón <strong>de</strong> montañas. A cada<br />

paso hallaba pandillas <strong>de</strong> clérigos con capa <strong>de</strong> esclavina, paraguas y gorro <strong>de</strong> borla,<br />

charlando en lenguaje vivo sobre el asunto <strong>de</strong>l día, que era la muerte <strong>de</strong>l Rey y el<br />

problema <strong>de</strong> la sucesión.<br />

Dirigiose a uno <strong>de</strong> aquellos señores para preguntarle por la resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l coronel<br />

Seudoquis, a quien quería ver sin pérdida <strong>de</strong> tiempo, y el clérigo, hombre gordito y<br />

lucio, le contestó <strong>de</strong> esta manera:<br />

-Nuevo es usted en esta tierra. Si no lo fuera usted, sabría que para encontrar al<br />

famoso Seudoquis no hay más que averiguar don<strong>de</strong> se juega y don<strong>de</strong> se bebe.<br />

Apuntando con su paraguas a una esquina <strong>de</strong> la acera <strong>de</strong> enfrente, añadió el buen<br />

hombre lo que sigue: -¿Ve usted aquella casa don<strong>de</strong> dice en letras muy gordas Licores?<br />

Pues allí encontrará usted al borracho.<br />

Y se marchó riendo y a prisa para reunirse a la cuadrilla que había [377] seguido<br />

andando mientras él se <strong>de</strong>tenía. Todos los <strong>de</strong>más individuos <strong>de</strong> paraguas encarnado y<br />

gorro negro eran también lucios y gorditos, señal indudable <strong>de</strong> no ser gente muy dada a<br />

la penitencia.<br />

Pronto encontró Salvador a su amigo, y no le encontró embriagado ni jugando, sino<br />

en tertulia con otros tres militares y dos paisanos. La sorpresa y alegría <strong>de</strong>l coronel<br />

fueron gran<strong>de</strong>s. Después <strong>de</strong> abrazarse, retiráronse a un <strong>de</strong>svencijado cuarto <strong>de</strong>l mesón<br />

(pues mesón, café, taberna y algo más era la tal casa) y hablaron a solas más <strong>de</strong> una<br />

hora. Cuando Salvador se retiró a <strong>de</strong>scansar en la estancia que allí mismo le <strong>de</strong>stinaron,<br />

creía haber ganado la partida y estaba satisfecho <strong>de</strong> su aventurado viaje, que ya tenía por<br />

venturoso. Pero Dios quiso que todos sus planes se trastornasen y que a cada dificultad<br />

vencida naciese otra imponente dificultad. Aquella misma tar<strong>de</strong> recibiose aviso <strong>de</strong> que<br />

don Santos Ladrón, el atrevido guerrillero riojano, venía sobre Estella con quinientos<br />

voluntarios, al grito <strong>de</strong> España por Carlos V. Púsose en movimiento la escasa<br />

guarnición <strong>de</strong> la plaza, y Dios sabe lo que hubiera ocurrido si no llegara oportunamente<br />

el brigadier Lorenzo, mandado por el Virrey Solá con el regimiento <strong>de</strong> Córdoba y los<br />

provinciales <strong>de</strong> Sigüenza. Lorenzo no <strong>de</strong>scansó en Estella. Aquella noche vio Salvador<br />

las calles Mayor y <strong>de</strong> Santiago atestadas <strong>de</strong> soldados, que se racionaban con pan y vino;<br />

habló con ellos y pudo notar que reinaba en la tropa buen espíritu, si bien su entusiasmo<br />

por la causa que empezaban a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r no era muy gran<strong>de</strong> todavía.<br />

Lorenzo salió a media noche. Al día siguiente se tuvo noticia <strong>de</strong>l combate <strong>de</strong> los<br />

Arcos, en que fueron <strong>de</strong>strozados los voluntarios <strong>de</strong> Ladrón y este hecho prisionero.<br />

Salvador vio por segunda vez la tropa <strong>de</strong> Lorenzo, <strong>de</strong> regreso a Pamplona, llevando<br />

consigo al guerrillero don Santos y a Iribarren. Lo peor <strong>de</strong>l caso para nuestro amigo, fue<br />

que Lorenzo se llevó también a Pamplona a los tres prisioneros que en la cárcel <strong>de</strong>

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