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16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

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inquisidor que amigo, y no llevase más propósito que indagar la vida, conducta y<br />

pensamientos <strong>de</strong> su compañero <strong>de</strong> casa en San Il<strong>de</strong>fonso. Después <strong>de</strong> la primera visita<br />

D. Benigno bajó cojeando la escalera; y ciñendo estrechamente al cuello el embozo para<br />

abrigarse bien, dijo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su capa: «No sirve, no sirve para el caso».<br />

En una <strong>de</strong> las visitas sucesivas (y entre unas y otras pasaban próximamente veinte<br />

días), dijo para sí: «No es digno, no, <strong>de</strong>l incomparable regalo que he pensado hacerle».<br />

Más a<strong>de</strong>lante aconteció que al compás <strong>de</strong> su trote cojo, murmuraba, marchando hacia su<br />

casa: «Quizás, quizás, sepa hacer buen uso <strong>de</strong> tan incomparable joya». Y por último,<br />

(allá por Julio o principios <strong>de</strong> (12) Agosto, el día antes <strong>de</strong> partir para los Cigarrales) salió<br />

<strong>de</strong> la visita, pensando así: «Bien va esto, Benigno, esto va bien».<br />

Partió, pues, a los Cigarrales en compañía <strong>de</strong> Alelí, que ya casi no se podía tener<br />

<strong>de</strong>recho, y allí, en aquel <strong>de</strong>licioso edén <strong>de</strong> almendros, aconteció lo que pronto, muy<br />

pronto verá el juicioso lector. [338]<br />

- XV -<br />

Fue seguramente en aquellos mismos días cuando Pipaón, <strong>de</strong>seando rematar<br />

convenientemente sus honestas relaciones con Micaelita, <strong>de</strong>terminó echarse al cuello la<br />

soga <strong>de</strong>l matrimonio. Exigíalo su posición social, ya consi<strong>de</strong>rable, y lo pedía a grito<br />

herido su peculio, el cual con el acrecentamiento <strong>de</strong> los gastos y comodida<strong>de</strong>s<br />

necesitaba refuerzos gran<strong>de</strong>s. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> ver entrar en sus arcas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> poco tiempo<br />

las misteriosas sumas encarceladas por D. Felicísimo le quitaba los últimos escrúpulos<br />

que pudieran turbarle, y por ver aquella i<strong>de</strong>a hecha realidad tangible y sonante se<br />

<strong>de</strong>sposara él, no digo yo con Micaela, sino con el mismo individuo que está a los pies<br />

<strong>de</strong>l patriarca San Miguel.<br />

Había pasado bastante tiempo para que el público diese al olvido las manchas que<br />

empañaron el antes limpio cristal <strong>de</strong> la reputación <strong>de</strong> su [339] novia. ¡Bendito olvido,<br />

que es la moneda falsa <strong>de</strong>l perdón, y corre <strong>de</strong> mano en mano produciendo admirables<br />

efectos! Aquel olvido, su propia conveniencia y las exhortaciones <strong>de</strong>l Padre Gracián,<br />

que había puesto en tal unión empeño particular, labraron el propósito <strong>de</strong>l ilustrísimo D.<br />

Juan Bragas, y una mañanita <strong>de</strong> Julio se levantó con la cabeza fresca y dijo frotándose<br />

las manos: «Boda tenemos; esto es hecho».<br />

Visitó a Gracián, a quien halló en su celda, (inescobata célula, según la expresión<br />

<strong>de</strong>l consabido macarronizante) y el buen jesuita le felicitó por su buen acuerdo, diciendo<br />

que, al casarse, D. Juan honraba a su novia y se honraba a sí mismo, que la sociedad y la<br />

Iglesia se alegraban juntamente <strong>de</strong> ver concluídos en boda los noviazgos largos, y por<br />

último que él (Gratianus horridus) pediría a Dios concediese a los dignos esposos prole<br />

robusta y numerosa para bien <strong>de</strong> la cristiandad. D. Felicísimo también recibió con<br />

alegría la noticia, porque la colocación <strong>de</strong> su nieta había llegado a parecerle problema<br />

poco menos difícil que la cuadratura <strong>de</strong>l círculo, y Doña María <strong>de</strong>l Sagrario echó un<br />

gran suspiro que interpretado libremente expresaba las infinitas gracias que daba a Dios<br />

la buena señora por verse libre pronto <strong>de</strong>l inaguantable genio <strong>de</strong> su sobrina.

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