13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

-Hallarán el contento <strong>de</strong> morir -repuso Navarro, dando diente con diente-. ¡Ah! ya te<br />

entiendo: me fingiré cuerdo para que me maten más pronto. Me fingiré cuerdo, gritaré:<br />

«¡Viva Carlos V, mueran los masones...». Está bien, hombrecillo, adiós. Vete, que<br />

quiero echarme a dormir.<br />

Y se tendió, envolviéndose todo y cubriéndose cara y manos, <strong>de</strong> modo que, si no<br />

fuera por el temblor, parecería un muerto a quien llevaban a enterrar.<br />

Salvador se retiró muy <strong>de</strong>sesperanzado. El convoy se <strong>de</strong>tuvo para distribuir raciones.<br />

Era la época <strong>de</strong> la vendimia, y el vino estaba poco menos que <strong>de</strong> bal<strong>de</strong>, porque<br />

necesitaban <strong>de</strong>salojar las tinajas para dar [380] cabida al mosto, que era aquel año<br />

abundantísimo. Así es que el convoy pasaba, según la expresión <strong>de</strong> Seudoquis, por una<br />

calle <strong>de</strong> borracheras. A cada instante hallaban grupos jaleadores; oíanse dicharachos,<br />

cantorrios y pen<strong>de</strong>ncias. Bailes y jotas festejaban el pingüe Octubre, y los mozos<br />

vendimiadores aparecían manchados <strong>de</strong> mosto, feos y soeces como sacristanes, que no<br />

sacerdotes, <strong>de</strong> un Baco pe<strong>de</strong>stre y envilecido. Con la caída <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> se fue<br />

amortiguando el escándalo <strong>de</strong> aquella bacanal campesina; se extinguieron los ruidos <strong>de</strong><br />

guitarras y pan<strong>de</strong>retas, y al anochecer, las pandillas <strong>de</strong> clérigos aparecían paseando en el<br />

camino a la entrada <strong>de</strong> las al<strong>de</strong>as. Oscura, oscurísima era la noche cuando el convoy<br />

entró en la capital <strong>de</strong> Navarra. Y a pesar <strong>de</strong> ser tal que todo se veía negro, a Salvador le<br />

pareció que no había en ella bastantes tinieblas para ocultar lo que hacer pensaba.[381]<br />

- XX -<br />

Pero todo fue inútil por falta <strong>de</strong> elementos. Arrebatar sigilosamente un prisionero a la<br />

autoridad militar, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una plaza fuerte y en momentos en que el fanatismo <strong>de</strong> los<br />

partidos redoblaba la vigilancia, era empresa <strong>de</strong>masiado temeraria y difícil para que<br />

saliera bien no contando con altos auxilios. Salvador no tenía amistad con el Virrey, y<br />

aunque la tuviera <strong>de</strong> nada le valdría por ser D. Antonio Solá hombre muy inflexible. De<br />

los jefes militares importantes trataba a algunos, y con varios <strong>de</strong> ellos tenía<br />

conocimiento [282] que rayaba en amistad, por antiguo compañerismo en el Gran<strong>de</strong><br />

Oriente masónico <strong>de</strong>l 22. Pero no era a propósito la ocasión para corruptelas<br />

humanitarias. Seudoquis, con quien siempre contaba, le dio esperanza, asegurándole<br />

que si el prisionero perseveraba en sus locas extravagancias, era fácil que el Virrey, en<br />

vez <strong>de</strong> mandarle al foso, le enviase al hospital <strong>de</strong> orates.<br />

El cuidado <strong>de</strong> reanudar sus relaciones antiguas, y procurarse otras nuevas ocupaba a<br />

Salvador las mejores horas <strong>de</strong>l día y <strong>de</strong> la noche. Los militares se reunían en una especie<br />

<strong>de</strong> casino, situado junto a la fonda principal, y allí se jugaba, mezclando los<br />

entretenimientos lícitos con los prohibidos; se bebía café, se vaciaban botellas y se<br />

charlaba <strong>de</strong> lo lindo. Fuera <strong>de</strong> aquel círculo halló nuestro amigo algunos que, a pesar <strong>de</strong><br />

pertenecer a la clase militar, se mantenían retraídos. Una mañana paseaba solo por la<br />

Taconera, cuando tropezó con una persona cuyo rostro no era extraño para él. Detúvose,<br />

saludó, y el <strong>de</strong>sconocido conocido le contestó fríamente. Era un hombre <strong>de</strong> alta estatura,<br />

moreno, <strong>de</strong> ojos negros, bigote y patillas. Recortadas estas con esmero por la navaja<br />

formaban una curva sobre las mejillas y venían a unirse al bigote, resolviéndose en él,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!