13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Sarmiento lo creyese <strong>de</strong>stinado a su persona, no vaciló en ocuparlo. En el mismo<br />

instante llegaron a su nariz olores <strong>de</strong> comida muy picantes y aperitivos. El anciano<br />

exclamó con mayor confusión:<br />

-No, esta no es mi casa.<br />

Decíalo por aquellos olores que hacía mucho tiempo habían <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> acompañarle<br />

en su domicilio. A pesar <strong>de</strong> no ser supersticioso afirmose en la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> hallarse bajo la<br />

acción [40] <strong>de</strong> una magia o bromazo <strong>de</strong> Satanás. Y sin embargo, era la cosa más sencilla<br />

<strong>de</strong>l mundo. Pronto se convenció <strong>de</strong> ello nuestro amigo viendo entrar a una joven vestida<br />

<strong>de</strong> negro, la cual se llegó a él sonriendo y le dijo:<br />

-Buenas noches, Sr. D. Patricio. ¿Ya se le pasó a usted el <strong>de</strong>smayo? Bien <strong>de</strong>cía yo<br />

que no era nada. Sin embargo, mandamos llamar un médico.<br />

-¡Por vida <strong>de</strong> cien mil chilindrones! -repuso Sarmiento, saliendo poco a poco <strong>de</strong>l<br />

estupor en que había caído-. Pues no me queda duda <strong>de</strong> que estoy hablando con Solita<br />

en persona.<br />

-La misma -dijo la joven acercándose a la mesa y apoyando ambas manos en ella<br />

para contemplar más <strong>de</strong> cerca al viejo.<br />

¿Y cómo es que estoy en mi casa y no estoy en ella?<br />

-Está usted en la mía.<br />

-¡Ah! bien lo <strong>de</strong>cía yo, bien lo <strong>de</strong>cía. Estos platos, estos ricos olores, este arreglo no<br />

pue<strong>de</strong>n existir en la casa <strong>de</strong> un pobre maestro <strong>de</strong> escuela sin discípulos. Como todos los<br />

cuartos <strong>de</strong> la casa son iguales, <strong>de</strong> aquí que... Pues con permiso <strong>de</strong> usted... me retiro a mi<br />

vivienda...<br />

-Antes cenará usted -dijo la muchacha [41] sonriendo con bondad-. Me han dicho<br />

que no hay gran abundancia por allá arriba.<br />

-¿Cómo ha <strong>de</strong> haber abundancia don<strong>de</strong> reina con imperio absoluto la <strong>de</strong>sgracia? He<br />

caído, señorita D.ª Sola, a los más profundos abismos <strong>de</strong> la miseria. Vea usted en mí<br />

una imagen <strong>de</strong>l santo patriarca Job. ¡Dios me ha quitado todo, me ha quitado a mi hijo!<br />

-Cómo ha <strong>de</strong> ser... Es preciso aceptar con resignación esos golpes y todos los que<br />

vengan <strong>de</strong>trás. Ahora cene usted, que Dios manda a los <strong>de</strong>sgraciados no abandonarse al<br />

dolor y dar al cuerpo todo lo que el cuerpo necesita.<br />

-Usted me invita a cenar...<br />

-No invito, sino que obligo -afirmó Sola poniendo en la mesa pan y vino-. Aguar<strong>de</strong><br />

usted un momento, que no le haré esperar.<br />

Al poco rato volvió con una cazuela <strong>de</strong> sopas, cuyo gratísimo olor <strong>de</strong>spertó en<br />

Sarmiento las más dulces sensaciones y una generosa reconciliación con la vida.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!