13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

dicho muchas veces, a saber: que se negaba resueltamente a apelar a las armas, que<br />

<strong>de</strong>saprobaba todas las conspiraciones fraguadas en su nombre y que se le enterase cada<br />

poco rato <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> la salud <strong>de</strong>l Rey.<br />

Luego se encerró en su oratorio don<strong>de</strong> rezó gran parte <strong>de</strong> la noche, pidiendo a Dios,<br />

su superior jerárquico, y a la Limpia y Pura, su generala en jefe, que salvaran la vida <strong>de</strong><br />

su amado hermano Fernando. Tal era, ni más ni menos, aquel D. Carlos que en España<br />

ha llenado el siglo con su nombre lúgubre, monstruo <strong>de</strong> candor y <strong>de</strong> fanatismo, <strong>de</strong><br />

honra<strong>de</strong>z y <strong>de</strong> ineptitud. [345]<br />

- XXXII -<br />

Todos los manipuladores <strong>de</strong> aquella intriga se agitaban mucho, pero ninguno como<br />

Pipaón, el correveidile <strong>de</strong> Calomar<strong>de</strong>, el que tan pronto llevaba un recado al embajador<br />

<strong>de</strong> Nápoles, caballero Antonini, como un papelito al Padre Carranza para que lo diera a<br />

las infantas. Cuando el barullo cesó en los salones y empezó a reinar un poco <strong>de</strong><br />

sosiego, el bueno <strong>de</strong> Bragas retirose con Calomar<strong>de</strong> y Carranza a una pieza lejana don<strong>de</strong><br />

estuvieron charlando acaloradamente y revolviendo papeles y haciendo números hasta<br />

por la mañana. Cuando amaneció tenía la augusta cabeza tan cal<strong>de</strong>ada por el hervir <strong>de</strong><br />

i<strong>de</strong>as y proyectos que en aquella cavidad bullían, que juzgó pru<strong>de</strong>nte no acostarse y salir<br />

a los jardines para dar algunas vueltas. Largo rato estuvo recorriendo alamedas y<br />

bosquecillos <strong>de</strong> tallado mirto, pero sin parar mientes en la hermosura <strong>de</strong> la Naturaleza<br />

en tal hora, porque su ambición ocupaba al cortesano todas las potencias y sentidos. Así<br />

la <strong>de</strong>liciosa frescura <strong>de</strong> la mañana, el <strong>de</strong>spertar <strong>de</strong> los pajarillos, la quietud soñolienta <strong>de</strong><br />

la atmósfera, la [346] gala <strong>de</strong> las flores hume<strong>de</strong>cidas por el rocío, eran para aquel infeliz<br />

esclavo <strong>de</strong> las pasiones, como páginas <strong>de</strong> un idioma <strong>de</strong>sconocido, <strong>de</strong>l cual no<br />

comprendía ni una letra ni un rasgo. Ciego para todo menos para su loco apetito no veía<br />

sino la cartera ministerial, el sueldazo, las obvenciones, las veneras, el título <strong>de</strong> nobleza<br />

y todo lo <strong>de</strong>más que <strong>de</strong>l próximo triunfo <strong>de</strong> los apostólicos podía obtener.<br />

Junto a la fuente <strong>de</strong> Pomona tropezó con D. Benigno Cor<strong>de</strong>ro, que volvía <strong>de</strong> su<br />

paseo matinal. Era hombre que madrugaba como los pájaros y daba paseos <strong>de</strong> leguas<br />

antes <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sayuno. Aquella mañana el héroe estaba tan meditabundo como Pipaón;<br />

pero por diferentes motivos.<br />

-No he dormido en toda la noche, señor Don Benigno -dijo el cortesano con énfasis-.<br />

Hemos trabajado para evitar <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> sangre. El Rey se nos muere hoy: no<br />

llegará a la noche. ¡España por D. Carlos!<br />

-Yo tampoco he dormido, pero no me <strong>de</strong>svelan a mí esas trapisondas palaciegas, no<br />

-repuso el héroe melancólicamente-. Barástolis, rebarástolis... ¡pensar que hasta ahora<br />

no he podido conseguir <strong>de</strong> ese intrigante la cosa más fácil y sencilla que se pue<strong>de</strong> pedir<br />

a un obispo!... ¡una firma, una, D. Juan, una firma! He prometido una gran cesta <strong>de</strong><br />

albaricoques, [347] amén <strong>de</strong> otras cosas, al familiar <strong>de</strong> Su Ilustrísima y... ni por esas...<br />

Su Ilustrísima no se pue<strong>de</strong> ocupar <strong>de</strong> eso, Su Ilustrísima se <strong>de</strong>be al Rey y al Estado y<br />

al... ¿En qué país vivimos? ¿Pues así se tratan los intereses más respetables? ¿Es esto

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!