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16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

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-Decía que el negocio <strong>de</strong> usted es <strong>de</strong> los más <strong>de</strong>licados que he visto. Parte <strong>de</strong> la<br />

fortuna <strong>de</strong> su tío <strong>de</strong> usted el señor canónigo <strong>de</strong> la Sonora, ha <strong>de</strong>bido pasar al Monte Pío<br />

beneficial <strong>de</strong> la diócesis <strong>de</strong> Pamplona. Lo que está en la escribanía <strong>de</strong> la Puebla <strong>de</strong><br />

Arganzón pue<strong>de</strong> ser recogido por usted si tiene valimiento y trabaja mucho. ¿Por qué no<br />

se presentó usted a recoger su herencia cuando tuvo noticia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>pósito? Ya me ha<br />

dicho usted que en aquellos días estaba emigrado y perseguido por las leyes. Pero eso<br />

no es una razón. Hoy también lo está usted y si se le <strong>de</strong>ja en paz y aun se le permite<br />

abandonar la farsa <strong>de</strong>l nombre supuesto es porque ha traído recomendaciones <strong>de</strong> altos<br />

personajes legitimistas. Yo... puesto en lugar <strong>de</strong> usted me <strong>de</strong>cidiría a [261] per<strong>de</strong>r la<br />

mitad <strong>de</strong> la herencia <strong>de</strong>l señor canónigo <strong>de</strong> la Sonora con tal <strong>de</strong> sacar libre la otra mitad,<br />

y confiaría mi pleito a un agente hábil y astuto que supiera mover los trastos y sacar<br />

a<strong>de</strong>lante el negocio con toda prontitud.<br />

-Ya lo he pensado -dijo el caballero- y no tengo inconveniente en ce<strong>de</strong>r la mitad <strong>de</strong><br />

la herencia a la persona que arregle esta cuestión sacando <strong>de</strong>l Monte Pío Beneficial <strong>de</strong><br />

Pamplona lo que in<strong>de</strong>bidamente ha sido llevado a él. ¿Quiere usted que hagamos el<br />

convenio ahora mismo?<br />

D. Felicísimo pareció dudar. Su cara <strong>de</strong> fósil sufrió trasformaciones ligerísimas en<br />

color y contextura cual si estuviera sometida en un laboratorio a fuertes influencias<br />

químicas. Variaron sus mejillas <strong>de</strong>l gris cretáceo al rojo <strong>de</strong> cinabrio, su frente se llenó<br />

<strong>de</strong> arrugas como un terreno que se cuartea a causa <strong>de</strong> un recalentamiento interior, y sus<br />

ojos cambiaron un momento la trasparencia imperfecta <strong>de</strong>l talco por el brillo <strong>de</strong>l<br />

fel<strong>de</strong>spato (<strong>16</strong>) .<br />

-La mitad, la mitad y punto concluido -dijo el otro, que sin duda era más vivo que un<br />

azogue y gustaba <strong>de</strong> las resoluciones prontas-. Hagamos el contrato hoy mismo y<br />

fijemos seis meses para el <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong>l negocio. [262] Si a los seis meses está resuelto,<br />

la mitad para mí, la mitad para usted.<br />

D. Felicísimo empezó a balbucir excusas y a presentar sus muchos años y su<br />

retraimiento <strong>de</strong> los negocios como un obstáculo para empren<strong>de</strong>r aquel que se le<br />

proponía. Habló mucho reconociéndose incapaz. Por los dos ángulos <strong>de</strong> su boca salía la<br />

saliva como una erupción bituminosa que en aquellas concreciones y repliegues <strong>de</strong> la<br />

barba rapada se dividía en menudos arroyos. El taimado viejo pon<strong>de</strong>raba las dificulta<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>l pleito y su ineptitud, sin duda porque no le parecía bastante la mitad y quería dos<br />

tercios <strong>de</strong> la herencia.<br />

-La mitad -manifestó resueltamente el otro-. ¿Quiere usted, sí o no?<br />

-Por ser usted recomendado <strong>de</strong>l señor don Alejando Aguado, marqués <strong>de</strong> las<br />

Marismas -replicó el viejo- acepto y tomo a mi cargo su negocio.<br />

-La mitad... seis meses.<br />

-La mitad... seis meses -repitió Carnicero, y su vocecilla salió <strong>de</strong> la espelunca <strong>de</strong> su<br />

boca, rugiendo como el oso prehistórico-. Hagamos hoy nuestra escritura.<br />

Tomando el pie <strong>de</strong> cabrón con su mano <strong>de</strong> corcho dio un porrazo sobre la mesa, que<br />

hizo temblar hasta en sus cimientos el montón <strong>de</strong> legajos. [263]

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