13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

los ojos como esmeraldas atravesadas <strong>de</strong> rayos <strong>de</strong> oro, las uñas amenazantes: no le<br />

sintió saltar y hacer locuras cual si perdiera el juicio o estuviese tocado <strong>de</strong> mal <strong>de</strong><br />

amores; no oyó sus horribles lamentos, seguidos <strong>de</strong> roncos bramidos, ni presenció la<br />

ferocidad con que a la postre se lanzó fuera, escalando la pared, cayendo, levantándose,<br />

subiendo por un poste, precipitándose por oscuros agujeros, para reaparecer luego<br />

<strong>de</strong>sesperado y ja<strong>de</strong>ante. El infeliz Carnicero no vio nada <strong>de</strong> esto, librándose así <strong>de</strong> una<br />

impresión horrorosa; no oyó tampoco el estruendo <strong>de</strong> las alimañas en el techo,<br />

retirándose al través <strong>de</strong> los tabiques y haciendo saltar bajo su paso débil innumerables<br />

pedazos <strong>de</strong> yeso; no pudo ver cómo cayó <strong>de</strong> pronto enorme porción <strong>de</strong> cascote en medio<br />

<strong>de</strong>l pasillo, ni cómo algunos <strong>de</strong> los puntales se movieron y otros se rompieron cediendo<br />

al fin al peso <strong>de</strong> la techumbre podrida; no vio la primera oscilación <strong>de</strong> esta sobre la sala,<br />

ni la inclinación <strong>de</strong>l tabique medianero, ni el vacilar <strong>de</strong> los <strong>de</strong> carga, ni la pavorosa<br />

lentitud con que las vigas <strong>de</strong>l tejado cayeron sobre las <strong>de</strong>l techo plano, aplastando la<br />

bohardilla como un bizcocho; ni oyó los crujidos <strong>de</strong> las ma<strong>de</strong>ras resistiendo todo lo<br />

posible el peso, ni el quebrantamiento <strong>de</strong> algunos tabiques, ni el cuartearse <strong>de</strong> los yesos,<br />

salpicando chinitas menudas que luego fueron piedras; ni vio <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse polvo <strong>de</strong> las<br />

alturas, precediendo a una lluvia <strong>de</strong> cal que luego fue pedrisco <strong>de</strong> guijarros; ni presenció<br />

la <strong>de</strong>sviación <strong>de</strong> la pared maestra, que empezó haciendo una cortesía a la pared frontera<br />

por la calle <strong>de</strong>l Duque <strong>de</strong> Alba, y luego se rompió por las ventanas y en la parte más<br />

frágil. D. Felicísimo no vio nada <strong>de</strong> esto, y así, cuando aquella mole podrida se<br />

<strong>de</strong>splomó en una pieza con estruendo más gran<strong>de</strong> que el <strong>de</strong> cien cañonazos, él se agitó<br />

un instante en su sepulcro <strong>de</strong> ruinas, murmuró estas dos palabras: «suéltame ya», y pasó<br />

a la eternidad, no como quien se duerme, sino como quien <strong>de</strong>spierta.<br />

El rico archivo eclesiástico, cuyos legajos asomaban por las rejillas <strong>de</strong> los estantes<br />

excitando la veneración <strong>de</strong>l espectador, estaba tan comido [372] <strong>de</strong> la polilla, que al<br />

<strong>de</strong>splomarse la casa se <strong>de</strong>smoronó como seco amasijo <strong>de</strong> polvo, y parecía que todo<br />

entraba en el caos tras la dispersión <strong>de</strong> tanta materia inútil, <strong>de</strong> tanta borrosa letra y <strong>de</strong><br />

tanta ranciedad como se acumulaba en los podridos escritos. Así los siglos y las<br />

instituciones caducadas entran como ríos <strong>de</strong> polvo en el mar <strong>de</strong> ruinas <strong>de</strong> lo pasado, que<br />

se agita por algún tiempo y se emborrasca, hasta que al fin se asienta y se endurece, se<br />

petrifica y queda para siempre muerto. Nada sabríamos <strong>de</strong> lo que contiene este sepulcro<br />

inmenso en que tantas gran<strong>de</strong>zas yacen, si no existiese el epitafio que se llama historia.<br />

La noticia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre se extendió rápidamente por todo el barrio. Vino Pipaón<br />

temblando <strong>de</strong> miedo y harto intranquilo por la suerte que en aquel inopinado<br />

hundimiento hubiese cabido a las gruesas cantida<strong>de</strong>s que D. Felicísimo guardaba en su<br />

propia casa. Más tar<strong>de</strong> se congratulaba en lo íntimo <strong>de</strong> su pecho <strong>de</strong> una catástrofe que<br />

inutilizó en el díscolo viejo el perverso intento <strong>de</strong> privar, en lo posible, a su nieta <strong>de</strong> la<br />

herencia que le correspondía. Hasta en aquel <strong>de</strong>plorable acci<strong>de</strong>nte se manifestó la<br />

<strong>de</strong>cidida protección que el cielo dispensaba al cortesano <strong>de</strong> 1815, apartándole <strong>de</strong> todos<br />

los peligros y allanándole los caminos todos para que llegase a don<strong>de</strong> sin duda alguna<br />

<strong>de</strong>bía llegar. Por esto <strong>de</strong>cía Don Rodriguín: Divisum cum Jove imperium Pipao habet.<br />

En la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l día 1.º <strong>de</strong> Octubre D. Benigno Cor<strong>de</strong>ro contemplaba, con afligido<br />

semblante las ruinas <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong>l absolutismo. Una docena <strong>de</strong> ganapanes, vigilados por<br />

individuos <strong>de</strong> la policía y <strong>de</strong> la curia, removía los escombros, sacando cascote, podridas<br />

vigas, y muebles hechos astillas. El dinero y el cuerpo <strong>de</strong> D. Felicísimo aparecieron al<br />

fin como objetos extraídos <strong>de</strong> una excavación pompeyana, entre el pasmo y la<br />

consternación <strong>de</strong> los espectadores, movidos quien <strong>de</strong> curiosidad, quien <strong>de</strong> codicia. Él <strong>de</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!