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16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

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con mucho afecto. Era <strong>de</strong> edad mediana y buena presencia; llamábase don Eugenio<br />

Aviraneta: su patria era Guipúzcoa y tenía el especialísimo talento <strong>de</strong> la conversación,<br />

calidad no escasa en España, don<strong>de</strong> se han hecho gran<strong>de</strong>s carreras por saber contar<br />

cuentos o referir bien o plantear con arte los asuntos y cuestiones <strong>de</strong> todas clases. El<br />

otro era más joven, <strong>de</strong> color pálido tirando a aceitunado, el pelo y cejas <strong>de</strong> grandísima<br />

negrura, la nariz afilada el bigote corto y espeso, mo<strong>de</strong>lado por la navaja <strong>de</strong> una manera<br />

singular con arreglo a la moda más ridícula que pue<strong>de</strong> imaginarse, la cual consistía en<br />

trazar dos líneas rectas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las ventanillas <strong>de</strong> la nariz a los extremos <strong>de</strong> la boca,<br />

dibujando así un pequeño mostacho rigurosamente triangular que llevó el nombre <strong>de</strong><br />

bigotillo <strong>de</strong> moco. También llevaba el aceitunado personaje una perilla <strong>de</strong> rabo <strong>de</strong><br />

conejo, y en los cachetes patillas o chuletas cortas, también mo<strong>de</strong>ladas por la navaja con<br />

un esmero tal que casi venía a confundirse el oficio <strong>de</strong> rapista con el arte <strong>de</strong>l escultor.<br />

Esto y el breve tupé acompañado <strong>de</strong> mechoncillos sobre las orejas estaban <strong>de</strong>clarando a<br />

gritos que el remate y coronamiento <strong>de</strong> tan singular cabeza había <strong>de</strong> ser uno <strong>de</strong> aquellos<br />

ingentes morriones <strong>de</strong> base estrecha y anchísima tapa, visera menuda y carrilleras <strong>de</strong><br />

cobre suspendidas a los lados <strong>de</strong> la placa frontal. El tal morrión inconmensurable se<br />

estaba viendo, sí, sobre la cabeza <strong>de</strong> aquel buen señor por la fuerza <strong>de</strong> la analogía,<br />

aunque estaba <strong>de</strong>scubierto y vestido <strong>de</strong> paisano. Pero si por un hilo se saca un ovillo,<br />

suele también sacarse por una cara un morrión, y así se podía <strong>de</strong>cir a boca llena que<br />

nuestro individuo era militar y por más señas ayacucho.<br />

-Te presento a mi amigo el capitán Rufete- dijo Aviraneta poniendo [280] en<br />

relaciones a sus dos camaradas-. Y ahora cuéntanos algo, dinos qué es <strong>de</strong> tu vida,<br />

hombre. Después que eres rico no hay quien te vea.<br />

Hablaron largo rato <strong>de</strong> cosas <strong>de</strong> la vida, <strong>de</strong> viajes, <strong>de</strong> caza, <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s, y sin<br />

saber cómo pararon en la cuestión magna <strong>de</strong>l día, a saber, que el Rey no se moría tan<br />

presto como algunos pillos quisieran, que se había <strong>de</strong>cidido jurar solemnemente a<br />

Isabelita como here<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l trono, y que el buenazo <strong>de</strong> D. Carlos se marchaba a<br />

Portugal. Rodó la conversación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>a en i<strong>de</strong>a, hasta que Aviraneta tocó a Salvador en<br />

el brazo y le dijo con misterio:<br />

-Si quieres encargarte <strong>de</strong> una misión <strong>de</strong>licada, no hay ningún inconveniente en<br />

confiártela.<br />

-Ya sé que conspiras, ¿pero por quién? -replicó Salvador riendo- ¿Por Cristina, por<br />

D. Carlos o por ambos a la vez?<br />

-Tú me conoces, y sabes que con alas mías no ha <strong>de</strong> volar ningún murciélago. Me ha<br />

comprometido a explorar los ánimos <strong>de</strong> la gente liberal para saber en qué condiciones se<br />

podría contar con ella en caso <strong>de</strong> una guerra civil.<br />

-Los libres -dijo el ayacucho con énfasis-, están y estarán siempre al lado <strong>de</strong> la<br />

Princesa, si a la Princesa le ponen por almohada en su cuna el mejor <strong>de</strong> los códigos.<br />

El llamar libres a los liberales y el mejor <strong>de</strong> los códigos a la Constitución <strong>de</strong>l 12<br />

constituía, con otras muchas frases, un estilo especial que por largo tiempo prevaleció<br />

en todas las manifestaciones literarias <strong>de</strong>l partido avanzado.

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