13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

-No se atreverán, señor -le respondí-. Vuestra Majestad podrá, con una firme<br />

voluntad, [190] <strong>de</strong>sbaratar las maquinaciones <strong>de</strong> los pérfidos.<br />

Estas vulgarida<strong>de</strong>s palaciegas le agradaban. Le <strong>de</strong>jé entregado a sus febriles<br />

inquietu<strong>de</strong>s y corrí a calmar las mías. Por el camino iba contando el tiempo<br />

transcurrido, que me parecía largo, como todo lo que prece<strong>de</strong> a la felicidad que se<br />

espera. Llegué a mi casa, subí precipitadamente, creyendo que él saldría a recibirme con<br />

los brazos abiertos; pero en mis habitaciones hallé un silencio y un vacío tristísimos...<br />

No estaba. Mi primer impulso fue <strong>de</strong> ira contra él por la audacia inaudita, por la infame<br />

crueldad <strong>de</strong> no estar allí; pero luego tornáronse contra el Rey mis furores, cuando<br />

Mariana, mi fiel criada, me dijo que el caballero se había cansado <strong>de</strong> esperar.<br />

-¿Luego ha estado aquí?<br />

-Sí señora; ha estado más <strong>de</strong> hora y media. No haría diez minutos que usted había<br />

salido, cuando entró...<br />

-¿Y no dijo que volvería?<br />

-No dijo nada más sino que tenía que ir a las Cortes.<br />

-Yo también tengo que ir a las Cortes -dije sintiéndome como una máquina loca que<br />

mueve a la vez, con precipitada carrera todas sus ruedas-. Vamos, vístete, Mariana, que<br />

no quiero per<strong>de</strong>r esa gran sesión. [191]<br />

Por no ir sola, yo llevaba siempre conmigo a mi leal criada, vestida <strong>de</strong> señora,<br />

imitando en esto la usanza francesa <strong>de</strong> las señoritas <strong>de</strong> compañía. Esto era sumamente<br />

cómodo para mí, porque me libraba <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> admitir en muchos casos la<br />

compañía <strong>de</strong> hombres importunos o antipáticos. En poco tiempo, haciendo yo <strong>de</strong><br />

sirviente y Mariana <strong>de</strong> señora, quedó vestida, no tan bien que se <strong>de</strong>sconociese su<br />

inferioridad con respecto a mí; pero con suficiente elegancia para po<strong>de</strong>r ir al lado mío.<br />

Muchos la creían hermana soltera o parienta pobre.<br />

- XXIV -<br />

Fuimos a las Cortes, que estaban en San Hermenegildo, en la calle <strong>de</strong> La Palma,<br />

frente a San Miguel. Difícil hallamos la entrada a causa <strong>de</strong> la mucha gente que llenaba<br />

la calle agolpándose en las puertas <strong>de</strong>l edificio como las apiñadas lapas en la roca.<br />

Mujeres menos resueltas que nosotras habrían vuelto la espalda; pero Mariana y yo<br />

sabíamos romper las cortezas <strong>de</strong>l vulgo y al fin nos abrimos paso, y entrando [192] con<br />

<strong>de</strong>senfado y pie ligero subimos a la galería. Des<strong>de</strong> antes <strong>de</strong> entrar en ella oímos la voz<br />

<strong>de</strong> un orador que resonaba en medio <strong>de</strong>l más imponente silencio.<br />

Mucho hubimos <strong>de</strong> bregar para encontrar asiento, pero al fin pidiendo mil veces<br />

perdón y oyendo murmullos <strong>de</strong> <strong>de</strong>scontento a un lado y otro logramos acomodarnos. Mi<br />

primer cuidado no fue aten<strong>de</strong>r a lo que aquel gran orador <strong>de</strong>cía, cosas sin duda

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!