13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

-No... ¡Con cien mil palitroques! tampoco nos hace falta ahora la lista <strong>de</strong> isabelinos.<br />

Envaine usted sus listas, hombre. Lo que yo quiero es traer a nuestras filas a este buen<br />

amigo, para darle una comisión que <strong>de</strong>sempeñará bonitamente.<br />

Salvador hizo con la cabeza repetidos signos negativos.<br />

-Eso lo veremos -dijo el guipuzcoano-. Peñas más duras he quebrantado yo. ¿Tienes<br />

ocupaciones?<br />

-Las <strong>de</strong> mis intereses, que no son muchas.<br />

-Es verdad que casi eres rico; ¡mal negocio! ¿Te has casado?<br />

-No.<br />

-¿No ambicionas una posición elevada?<br />

-No ambiciono nada más alto que este banco, y lo que llaman aura popular me<br />

incomoda más que la tristeza <strong>de</strong> estar solo.<br />

-A pesar <strong>de</strong> todo -dijo Aviraneta-, creo que te conquistaré.<br />

Y calló <strong>de</strong>spués. De buena gana se habría <strong>de</strong>sprendido en aquel momento <strong>de</strong> los<br />

servicios <strong>de</strong> su secretario Rufete, cargado <strong>de</strong> listas, para estar solo con Monsalud y<br />

hablarle franca y <strong>de</strong>scubiertamente, pues bien se conocía que el astuto conspirador había<br />

manifestado su i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> un modo harto enigmático. Pero Rufete no se movía, y a la<br />

dudosa claridad que en el cuarto entraba se entretenía en revisar sus listas <strong>de</strong> traidores y<br />

sus listas <strong>de</strong> isabelinos. [286]<br />

- VII -<br />

Hallábanse, pues, el uno aburridísimo, el otro i<strong>de</strong>ando motivos para <strong>de</strong>spedir al<br />

ayacucho, y el tercero discurriendo el modo <strong>de</strong> pasar algún nombre <strong>de</strong> un papel a otro,<br />

cuando entró en el café un jefe <strong>de</strong> caballería, haciendo con el sable rastrero, con las<br />

espuelas y los tacones tan gran<strong>de</strong> estrépito, que no parecía sino que un escuadrón había<br />

asaltado el establecimiento. Traía [287] fango en las botas y polvo en el traje,<br />

manifestando en esto, así como en la oficiosidad con que iba <strong>de</strong> mesa en mesa dando<br />

noticias, que acababa <strong>de</strong> llegar <strong>de</strong> una expedición o quizás <strong>de</strong> un campo <strong>de</strong> batalla. Era<br />

D. Rafael Seudoquis, exaltado patriota primero, <strong>de</strong>spués in<strong>de</strong>finido, luego conspirador<br />

perseguido y con<strong>de</strong>nado a horca, pero indultado otra vez y admitido en el servicio por<br />

influencias <strong>de</strong> parientes po<strong>de</strong>rosos. Después que satisfizo la curiosidad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>l café,<br />

dirigiose arriba, y al entrar en el hueco <strong>de</strong> la escalera llamole Aviraneta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />

escondrijo. Entró Seudoquis, reconoció a Salvador, se abrazaron; pero tanta gana tenía<br />

el buen hombre <strong>de</strong> contar lo que sabía, que sin po<strong>de</strong>r aguardar a que acabaran los<br />

saludos, habló así:

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!