13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>de</strong>terminó hacer un viaje a Madrid para comunicar algo <strong>de</strong> su inquietud y <strong>de</strong> su prisa al<br />

Sr. Carnicero. El héroe había resuelto encontrar los papeles, aunque tuviera que ir por<br />

ellos a la misma [286] villa <strong>de</strong> La Bañeza o al fin <strong>de</strong>l mundo. Así lo dijo al partir,<br />

<strong>de</strong>spidiéndose para poco tiempo.<br />

Dos días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su partida estaba Sola en una <strong>de</strong> las piezas altas, ocupada, por<br />

más señas, en pegar botones a una camisa <strong>de</strong> su futuro esposo, cuando recibió aviso <strong>de</strong><br />

que un señor acababa <strong>de</strong> llegar a la finca y <strong>de</strong>seaba hablar con la señorita.<br />

Comprendiendo al punto quién era, Sola se quedó como estatua, sin habla, sin i<strong>de</strong>as en<br />

la cabeza, sin sangre en las venas, sintiendo una alegría disparatada, que al mismo<br />

tiempo era pena muy viva, y miedo y cortedad <strong>de</strong> genio. Ella sabía quién era el<br />

visitante; se lo <strong>de</strong>cía aquel mismo azoramiento súbito en que estaba y el horrible salto<br />

<strong>de</strong> su corazón alarmado. Había tenido noticia por D. Benigno, dos semanas antes, <strong>de</strong> la<br />

aparición <strong>de</strong> Salvador en Madrid, pa<strong>de</strong>ciendo con esto un trastorno general en sus i<strong>de</strong>as.<br />

Pocos días <strong>de</strong>spués había recibido una carta <strong>de</strong>l mismo anunciándole visita, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que<br />

recibiera la carta el barullo <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>as y la estupefacción <strong>de</strong> su alma habían<br />

aumentado. Gran<strong>de</strong>s cosas se preparaban sin duda, anunciándose en la infeliz joven con<br />

sentimientos <strong>de</strong> miedo y espasmos <strong>de</strong> alegría. Armándose <strong>de</strong> valor, se dispuso a recibir<br />

al que un tiempo se llamó su hermano. Mientras se arreglaba un poco para presentarse a<br />

él, miró [287] por la ventana. Allá abajo, entre los olivos, había un caballo, sujeto por<br />

un muchacho <strong>de</strong> la casa. Era el caballo <strong>de</strong> él. La puertecilla <strong>de</strong> la huerta por don<strong>de</strong> se<br />

pasaba para llegar a la casa, estaba abierta. Él la había <strong>de</strong>jado abierta al pasar. En la<br />

salita baja se sentían pasos. Eran sus pasos.<br />

Sola bajó, apoyándose fuertemente en el barandal para no bajar <strong>de</strong> cabeza. Entró en<br />

la salita... ¡Qué grueso, qué moreno!... ¡tenía algunas canas!... Sola no pudo <strong>de</strong>cir nada y<br />

se <strong>de</strong>jó abrazar fuertemente.<br />

-¡Ay! -exclamó sintiéndose inerte entre los brazos <strong>de</strong> su hermano, que parecían <strong>de</strong><br />

hierro.<br />

Sola no se hacía cargo <strong>de</strong> nada. Estaba pálida y con los labios secos, muy secos. No<br />

se dio cuenta <strong>de</strong> que él se sentó en un sofá <strong>de</strong> paja, que era el principal adorno <strong>de</strong> la<br />

salita; no se dio cuenta <strong>de</strong> que él, tomándole las manos, la llevó al mismo sofá y la sentó<br />

allí como se sienta una muñeca; no se dio cuenta tampoco <strong>de</strong> que Salvador dijo:<br />

-Ya sé que no está D. Benigno; ¡cuánto lo siento!<br />

Sola no hacía más que mirarle asombrada, encontrándole grueso, no tan grueso que<br />

perdiera su gallardía <strong>de</strong> otros tiempos; asombrada <strong>de</strong> verle mucho más moreno y curtido<br />

que [288] antes y con algunas manchas <strong>de</strong> canas en el cabello.<br />

-¡Me miras las canas! -dijo él-. Estoy viejo, hermana, viejo <strong>de</strong>l todo. A ti te<br />

encuentro más guapa, más mujer, más saludable. Ya sé que eres tan buena como antes o<br />

más buena aún, si cabe. El marqués <strong>de</strong> Falfán me ha hablado mucho <strong>de</strong> ti, y me contó tu<br />

grave enfermedad. ¡Pobrecita! También sé que no has recibido mis cartas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace<br />

dos años, como no las recibió Falfán ni otros amigos míos. Es una traición <strong>de</strong> Bragas,<br />

aunque él jura y perjura que no ha recibido paquetes míos en mucho tiempo. La última<br />

carta que me escribiste la recibí en Inglaterra hace dos años. Después, yo escribía,<br />

escribía, y tú no me contestabas.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!