13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

las hojas <strong>de</strong> los misales, como una cinta <strong>de</strong> marcar, y allí, en aquel doblez seguro, le<br />

seguían también las manos armadas <strong>de</strong> puñales. Las navajas brillaban entre las doradas<br />

letras.<br />

Refugiábase luego entre los vestidos <strong>de</strong> la Virgen, en el aceite <strong>de</strong> la lámpara, en el<br />

recinto sagrado <strong>de</strong>l copón; y en los vestidos, en el aceite, en el copón, los tigres no se<br />

apartaban <strong>de</strong> él, siguiéndole sin <strong>de</strong>scanso y tocándolo sin llegar a cogerle... Al fin acabó<br />

este espantoso <strong>de</strong>lirio y quedó el escolar en inacción parecida a la <strong>de</strong> la muerte. Cuando<br />

terminó aquel estado y cobró el conocimiento, hallose tendido boca abajo en el suelo <strong>de</strong>l<br />

oscuro <strong>de</strong>sván. Puso atención a los ruidos <strong>de</strong> abajo y le pareció que se alejaban.<br />

Arrastrándose trató <strong>de</strong> subir al tejado y salió al fin aunque con dificulta<strong>de</strong>s, porque le<br />

dolía una rodilla y movía muy mal el brazo <strong>de</strong>recho. Des<strong>de</strong> el tejado que daba a la calle<br />

<strong>de</strong>l Duque <strong>de</strong> Alba, vio la multitud que parecía abandonar el edificio; pero él ni por<br />

todos los tesoros <strong>de</strong>l orbe, fuera capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r al Colegio... Dos o tres gatos le<br />

salieron al encuentro, y con tan buena compañía avanzó un [444] buen trecho. El<br />

espacio vacío don<strong>de</strong> un año antes estuviera la casa <strong>de</strong> D. Felicísimo, le <strong>de</strong>tuvo en su<br />

penoso viaje aéreo; pero dando algunos saltos llegó a una casa que parecía brindar al<br />

pobre fugitivo seguro y cómodo asilo. Por una <strong>de</strong> las ventanas <strong>de</strong> las bohardillas veíase<br />

ropa tendida; en obra había dos chicuelos que se entretenían en izar ban<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> toallas<br />

(23) y servilletas a un asta <strong>de</strong> caña, que muy bien amarrada en el antepecho estaba.<br />

Alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> este cuadro revoloteaban pardas palomas que no lejos <strong>de</strong> allí tenían su<br />

vivienda. D. Rodriguín indicó por señas a los chicos que iba a entrar por el hueco <strong>de</strong> la<br />

bohardilla, con lo que ambos se asustaron y huyeron a<strong>de</strong>ntro. Mas sin arredrarse por<br />

esto el atrevido estudiante escurriose tejas abajo. Trepando gatunamente con los cuatro<br />

remos, penetró en la casa. Una mujer y un señor mayor le salieron al encuentro; pero D.<br />

Rodriguín no supo darse cuenta <strong>de</strong> lo que le dijeron, porque extenuado <strong>de</strong> fatiga y<br />

perdidas las fuerzas, se arrojó sobre un montón <strong>de</strong> ropa blanca. Dejémosle allí.<br />

[445]<br />

El Padre Gracián estaba tranquilo en su celda escribiendo algunas cartas, cuando<br />

sintió el tumulto. Sin creer que este tuviera la importancia que realmente tenía, pensó<br />

que la Casa y sus pacíficos habitantes corrían peligro. Saliendo a la galería miró al<br />

patio, y lo primero que vieron sus ojos aterrados fue el cadáver <strong>de</strong>l Hermano Artigas,<br />

bárbaramente acribillado. Retrocedió con espanto al interior <strong>de</strong> su celda; sacó<br />

precipitadamente cartas y papeles, encendió lumbre, y en poco más tiempo <strong>de</strong>l necesario<br />

para contarlo, hizo un auto <strong>de</strong> fe que redujo a cenizas preciosos documentos, cartas<br />

elocuentes fechadas en el Carrascal, en la Amezcua, en la Borunda y en los Aldui<strong>de</strong>s,<br />

curiosísimas notas y apuntes. Con el humo que se levantó en la celda llenándola toda,<br />

sintió picor en los ojos y salió como quien llora. El santo varón quiso revestir su<br />

fisonomía y su persona <strong>de</strong> las apariencias <strong>de</strong> severidad y estoicismo que tan propias<br />

eran <strong>de</strong>l momento, y aunque la proximidad y el aullido <strong>de</strong> los asesinos hicieron palpitar<br />

<strong>de</strong> temor su corazón fuerte, se sobrepuso a la angustia <strong>de</strong>l momento y avanzó con paso<br />

seguro por la galería. Encomendándose mentalmente a Dios, hizo propósito firme <strong>de</strong> no<br />

per<strong>de</strong>rse con una exhibición impru<strong>de</strong>nte ni envilecerse con cobar<strong>de</strong> fuga. A su lado pasó<br />

<strong>de</strong>spavorido el Hermano Fermín Barba, que huía <strong>de</strong> los sicarios. Gracián no se animó a<br />

seguirle ni se atrevió a <strong>de</strong>tenerle.<br />

Aturdido el infeliz Hermano, que había logrado ponerse a salvo <strong>de</strong> los primeros<br />

perseguidores, cayó en manos <strong>de</strong> otro grupo no menos feroz, mientras Gracián, sin salir

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!