13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Cuando estas últimas palabras resonaron en el salón, un rumor <strong>de</strong> olas agitadas se<br />

oyó en las tribunas, olas <strong>de</strong> patriótico frenesí que fueron encrespándose y mugiendo<br />

poco a poco hasta llegar a un estruendo intolerable.<br />

-Todos esos que gritan están pagados -me dijo el Marqués.<br />

Entonces miré hacia atrás, pues no podía vencer el hábito adquirido <strong>de</strong> explorar a<br />

cada instante la muchedumbre, y le vi. Estaba en la postrera fila: apenas se distinguía su<br />

rostro.<br />

-¡Ah! -exclamé para mí con gozo-. ¡No me has abandonado! Gracias, querido amigo.<br />

Advertí que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el apartado sitio don<strong>de</strong> se encontraba atendía a la sesión con toda<br />

su alma. Mi pensamiento <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> estar don<strong>de</strong> estaba el suyo, y atendí también. Segura<br />

<strong>de</strong> tenerle cerca; segura <strong>de</strong> que fiel y cariñoso me aguardaba, pu<strong>de</strong> tranquilamente fijar<br />

mi espíritu en aquella turbulenta parte <strong>de</strong> la sesión, y en el orador que hablaba. Era otra<br />

vez Galiano. Su discurso que en otra ocasión me hubiera fastidiado, entonces me<br />

pareció elocuente y arrebatador.<br />

¡Qué modo <strong>de</strong> hablar, qué elegancia <strong>de</strong> frase, [<strong>20</strong>2] qué fuerza <strong>de</strong> pensamiento y <strong>de</strong><br />

estilo, qué a<strong>de</strong>mán tan vigoroso, qué voz tan conmovedora! Siendo mis i<strong>de</strong>as tan<br />

contrarias a las suyas entonces, no pu<strong>de</strong> resistir al <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> aplaudirle, enojando mucho<br />

al Marqués con mi llamarada <strong>de</strong> entusiasmo.<br />

-¡Oh, señor Marqués! -le dije-. ¡Qué lástima que este hombre no hable mal! ¡Cuánto<br />

crecería el prestigio <strong>de</strong>l realismo si sus enemigos carecieran <strong>de</strong> talento!...<br />

Los argumentos <strong>de</strong>l orador eran incontestables <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la situación y <strong>de</strong>l artículo<br />

187 que intentaban aplicar. «No queriendo Su Majestad, <strong>de</strong>cía, ponerse en salvo, y<br />

pareciendo a primera vista que Su Majestad quiere ser presa <strong>de</strong> los enemigos <strong>de</strong> la<br />

patria, Su Majestad no pue<strong>de</strong> estar en el pleno uso <strong>de</strong> su razón. Es preciso, pues,<br />

consi<strong>de</strong>rarle en un estado <strong>de</strong> <strong>de</strong>lirio momentáneo, en una especie <strong>de</strong> letargo pasajero...<br />

Estas palabras compendiaban todo el plan <strong>de</strong> las Cortes. Un Rey constitucional que<br />

quiere entregarse al extranjero está forzosamente loco. La Nación lo <strong>de</strong>clara así y se<br />

pasa sin Rey durante el tiempo que necesita para obrar con libertad. ¡Singular<br />

<strong>de</strong>capitación aquella! Hay distintas maneras <strong>de</strong> cortar la cabeza, y es forzoso confesar<br />

que la adoptada [<strong>20</strong>3] por los liberales españoles tiene cierta gran<strong>de</strong>za moral y filosófica<br />

digna <strong>de</strong> admiración. «Antes que arrancar <strong>de</strong> los hombros una cabeza que no se pue<strong>de</strong><br />

volver a poner en ellos, dijeron, arranquémosle el juicio, y tomándonos la autoridad<br />

real, la persona jurídica, podremos <strong>de</strong>volverlas cuando nos hagan falta».<br />

Yo miraba a cada rato a mi adorado amigo, y con los ojos le <strong>de</strong>cía:<br />

-¿Qué piensas tú <strong>de</strong> estos enredos? Luego hablaremos y se ajustarán las cuentas,<br />

caballerito.<br />

No duró mucho el discurso <strong>de</strong> Galiano, porque aquello era como lo muy bueno,<br />

corto, y habían llegado los momentos en que la economía <strong>de</strong> palabras era una gran<br />

necesidad. Cuando concluyó, las tribunas prorrumpieron en locos aplausos. Entre las

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!