11.05.2013 Views

El Huevo Del Cuco

El Huevo Del Cuco

El Huevo Del Cuco

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Clifford Stoll<br />

<strong>El</strong> <strong>Huevo</strong> <strong>Del</strong> <strong>Cuco</strong><br />

y espejos incluidos. Permitía ver dónde se doblaba el tubo, dónde se acumulaba la tensión<br />

y las secciones que era preciso reforzar. Una vez más triunfaba la tecnología.<br />

Una noche de trabajo intenso y problema resuelto. Ahora podía concentrarme de nuevo en<br />

el hacker.<br />

Pero no daba señales de vida. Alarmas conectadas, monitores activados, pero desde hacía<br />

dos semanas el hacker brillaba por su ausencia. De regreso a mi casa me pregunté si él<br />

tendría también algún proyecto urgente que le impidiera visitar mi ordenador. ¿O habría<br />

descubierto una nueva forma de introducirse en Milnet, eludiendo por completo mis<br />

trampas?<br />

Como de costumbre, al día siguiente pasé la mañana en cama. (No era necesario levantarse<br />

temprano, cuando nos acercábamos al fin de semana de Acción de Gracias.) A las once y<br />

media escalé la colina en bicicleta y me incorporé sigilosamente al trabajo, dispuesto a<br />

exhibir el programa que tan poco trabajo me había costado. Pero ya en mi despacho,<br />

comencé a preguntarme de nuevo por qué el hacker no hacía acto de presencia. Decidí<br />

llamar a Mitre para averiguar lo que habían hecho.<br />

La voz de Bill Chandler llegaba carraspeante a través de la conexión a larga distancia. Me<br />

confirmó que, hacía una semana, había desconectado los modems de salida. Ahora el<br />

hacker no podía utilizar como trampolín la red local de Mitre.<br />

La fiesta había terminado. No sabíamos de dónde procedía, ni jamás lo averiguaríamos.<br />

Ahora que Mitre había cerrado su agujero, el hacker tendría que encontrar otro camino<br />

para llegar a mi sistema.<br />

Era improbable. Si alguien me hubiera cerrado la puerta en las narices, sospecharía que<br />

estaban a punto de localizarme. Además, sabía que aquel hacker era un paranoico. Estaba<br />

seguro de que desaparecería.<br />

De modo que había instalado todas mis trampas en vano. <strong>El</strong> hacker había desaparecido y<br />

jamás averiguaría de quién se trataba. Tres meses de investigación, sólo con una<br />

difuminada incógnita como resultado.<br />

No es que tuviera de qué quejarme. Al no tener que dedicar mi tiempo al hacker, podría<br />

ocuparme de un montón de trabajo importante que estaba pendiente. Por ejemplo, el diseño<br />

de un telescopio, la dirección de un ordenador y la elaboración de programas científicos.<br />

Puede que incluso acabara por hacer algo útil.<br />

Pero echaría de menos la emoción. Mis carreras por el pasillo para observar la impresora.<br />

Las concentraciones que se organizaban alrededor de la pantalla mientras intentábamos<br />

localizar las conexiones de mi ordenador con algún lugar lejano.<br />

Y echaría de menos la satisfacción de construir herramientas para perseguir al hacker.<br />

Ahora mis programas eran casi instantáneos. A los pocos segundos de que el hacker tocara<br />

mi ordenador, sonaba el pitido de mi localizador de bolsillo. Además no sólo me anunciaba<br />

Página 128 de 331

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!