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El Huevo Del Cuco

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Clifford Stoll<br />

<strong>El</strong> <strong>Huevo</strong> <strong>Del</strong> <strong>Cuco</strong><br />

ejemplar del National Enquirer («Visitantes extraterrestres procedentes de Marte») que<br />

tenía en las manos y me dirigí a la cabina telefónica más próxima para llamar a Steve<br />

White.<br />

—Nuestro amigo al teléfono —le dije.<br />

—De acuerdo. Llamaré a Alemania.<br />

Conversación breve y localización veloz. A pesar de que el hacker sólo estuvo cinco<br />

minutos al teléfono, Steve localizó la conexión a DNIC 2624-4511-049136, una línea de<br />

acceso público en Hannover, Alemania.<br />

Más adelante Steve me contó los detalles. Wolfgang Hoffman, a quien despertó a las tres<br />

de la madrugada, comenzó a localizar la llamada desde Francfort. Sin embargo, el técnico<br />

de guardia de la central de Hannover se había ido ya a su casa. Próximo, pero sin premio.<br />

Wolfgang tenía una pregunta para nosotros. La Universidad de Bremen estaba dispuesta a<br />

cooperar en la captura de ese individuo, ¿pero quién pagaría los gastos? <strong>El</strong> hacker gastaba<br />

centenares de dólares diarios a cuenta de la universidad. ¿Estaríamos nosotros dispuestos a<br />

pagar dichos gastos?<br />

¡Imposible! En mi laboratorio, que habían reducido incluso el presupuesto para grapas, no<br />

accederían de ningún modo a financiar la operación. No obstante dije que lo consultaría.<br />

Steve señaló que alguien tendría que pagar, ya que de lo contrario el Bundespost le cerraría<br />

los accesos al hacker. Ahora que los alemanes sabían cómo se aprovechaba de la red<br />

Datex, querían bloquearle las puertas.<br />

Llegaron todavía más noticias de Alemania. Hacía un par de noches que el hacker había<br />

conectado con Berkeley durante un par de minutos, tiempo suficiente para localizar la<br />

llamada hasta la Universidad de Bremen. Bremen, a su vez, había averiguado que procedía<br />

de Hannover. Parecía que el hacker no sólo se infiltraba en nuestro laboratorio de<br />

Berkeley, sino que deambulaba también a sus anchas por las redes europeas.<br />

—Habiendo tenido la oportunidad de hacerlo, ¿por qué no han localizado los alemanes la<br />

llamada en Hannover?<br />

Steve me explicó los problemas del sistema telefónico de Hannover.<br />

—Los teléfonos norteamericanos están informatizados y eso facilita la localización de<br />

llamadas. Pero para hacer lo mismo en Hannover, es imprescindible la presencia de un<br />

técnico en la central.<br />

—¿De modo que no podremos localizar al hacker a no ser que llame durante el día, o a<br />

primera hora de la noche?<br />

—No sólo eso. Tardarán una hora o dos a partir del momento en que empiecen a<br />

inspeccionar las líneas.<br />

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