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El Huevo Del Cuco

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Clifford Stoll<br />

<strong>El</strong> <strong>Huevo</strong> <strong>Del</strong> <strong>Cuco</strong><br />

la presencia del hacker; lo había programado en Morse para que me comunicara su<br />

objetivo, el nombre de la cuenta que utilizaba (generalmente Sventek) y la línea por la que<br />

había entrado. Alarmas y monitores secundarios garantizaban la Habilidad del sistema.<br />

En algún lugar, un desconocido había estado a punto de ser atrapado. Tal vez me habría<br />

bastado con un último seguimiento.<br />

Un solo seguimiento adicional.<br />

<strong>El</strong> hacker había desaparecido, pero me quedaban unos cuantos cabos sueltos. En las<br />

cuentas de conferencias telefónicas de Mitre figuraban docenas de llamadas a un número<br />

de Norfolk, en Virginia. Después de pasar un rato al teléfono (táctica común de pos<br />

licenciado: no dejar de insistir), acabé por descubrir que el hacker había estado llamando al<br />

centro automático regional de datos de la armada.<br />

Puesto que nadie me lo impedía, llamé a dicho centro de datos y acabé hablando con su<br />

director de sistema: Ray Lynch. Éste parecía un individuo competente y decidido que se<br />

tomaba muy en serio su trabajo. En su sistema tenía buzones electrónicos: apartados para<br />

la correspondencia electrónica.<br />

Ray me informó que el 23 de julio, entre las 3.44 y las 6.26 de la tarde, alguien se había<br />

infiltrado en su ordenador Vax, utilizando la cuenta de los ingenieros de mantenimiento.<br />

Una vez introducido en el sistema, el hacker había creado una cuenta con el nombre de<br />

Hunter.<br />

Otra vez el mismo nombre. Debía tratarse sin duda del mismo individuo.<br />

Normalmente, el incidente le habría pasado a Ray inadvertido; con trescientos oficiales de<br />

la armada que utilizaban sus ordenadores, nunca se habría percatado de que alguien había<br />

agregado ilegalmente una nueva cuenta.<br />

Sin embargo, al día siguiente recibió una llamada del Jet Propulsión Laboratory en<br />

Pasadena, California, desde donde se dirigen los vehículos interplanetarios. Un atento<br />

operador del laboratorio había detectado a un nuevo director de sistema, en su ordenador<br />

destinado al control de correspondencia. Este nuevo usuario había entrado a través de<br />

Milnet, procedente de Virginia.<br />

JPL llamó a Ray Lynch para preguntarle por qué sus ingenieros de mantenimiento habían<br />

estado jugando con su ordenador. Ray no se molestó en formular preguntas; cerró su<br />

ordenador y cambió todas las claves. Al día siguiente registró de nuevo a todos sus<br />

usuarios.<br />

De modo que mi hacker se había infiltrado en el JPL y en un ordenador de la armada.<br />

Meses antes de que le detectara en Berkeley, deambulaba ya por Milnet.<br />

Aquellos objetivos eran nuevos para mí. ¿Facilitaban alguna pista del lugar donde se<br />

encontraba el hacker? <strong>El</strong> caso es que si uno vive en California, no hay razón alguna para<br />

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