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El Huevo Del Cuco

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Clifford Stoll<br />

<strong>El</strong> <strong>Huevo</strong> <strong>Del</strong> <strong>Cuco</strong><br />

—Antes de empezar a examinar los impresos —refunfuñó—, devuelve esas impresoras.<br />

Has ido por ahí como un maniaco secuestrando aparatos, utilizados por gente que trabaja.<br />

Has logrado enfurecer a una docena de astrónomos. ¿Has hecho tú algún trabajo? No. ¿Qué<br />

crees que es eso, tu letrina personal?<br />

Medio dormido, devolví cada una de las impresoras a sus legítimos dueños. Las primeras<br />

cuarenta y nueve no mostraban nada de interés. De la quincuagésima brotaban 26 metros<br />

de papel impreso. Durante la noche alguien se había colado por un agujero del sistema<br />

operacional.<br />

CUATRO<br />

Durante tres horas, un hacker había merodeado por mi sistema, leyendo todo lo que se le<br />

antojaba. Sin que él lo supiera, mi Decwriter de 1200 bauds había grabado su sesión, en 26<br />

metros de papel informático a un espacio. Ahí estaban todas las órdenes que había dado,<br />

sus errores de mecanografía y cada una de las respuestas del ordenador.<br />

La impresora demostraba que la llamada procedía de Tymnet. No me había dado cuenta<br />

antes, pero algunas de nuestras líneas de 1 200 bauds no procedían de modems telefónicos,<br />

sino de una empresa denominada Tymnet, que intercomunicaba ordenadores alrededor del<br />

mundo.<br />

En otra época el sistema Bell monopolizaba las comunicaciones. ATT era la única forma<br />

de conectar Nueva York con Chicago. Con el uso de modems, el sistema telefónico<br />

permitía la transmisión de datos, pero el ruido y el coste de las llamadas a larga distancia lo<br />

hacían inadecuado para los ordenadores. A fines de los años setenta, unas pocas empresas<br />

decidieron arriesgarse a ofrecer servicios especializados, como los teléfonos para datos.<br />

Tymnet creó una red para intercomunicar ordenadores en las ciudades principales.<br />

La idea de Tymnet era simple y elegante: la creación de un eje de comunicaciones<br />

digitales, permitir que cualquiera se comunicara con dicho eje mediante una llamada<br />

urbana y entonces mandar la información a cualquier ordenador de la red. Tymnet<br />

comprimía la información de docenas de usuarios en un número limitado de paquetes y los<br />

mandaba económicamente a cualquier lugar del país. <strong>El</strong> sistema estaba desprovisto de<br />

ruido y cada usuario podía operar tan rápido como quisiera. Los clientes ahorraban dinero<br />

porque podían acceder a un ordenador lejano mediante una llamada urbana.<br />

A fin de satisfacer a los científicos de todo el país, el Lawrence Berkeley Laboratory se<br />

suscribió a Tymnet. Cuando un investigador de Stonybrook, Nueva York, deseaba conectar<br />

con nuestro ordenador, llamaba al número de Tymnet en su ciudad. Cuando su modem<br />

estaba conectado a Tymnet, se limitaba a preguntar por nuestro laboratorio y operaba como<br />

si estuviera en Berkeley. A los físicos de lugares remotos les encantaba el servicio y a<br />

nosotros nos parecía muy bien que gastaran el dinero de su investigación en nuestros<br />

ordenadores, en lugar de hacerlo en sus propios aparatos.<br />

Teníamos un intruso que utilizaba la línea de Tymnet. Puesto que la red de Tymnet cubría<br />

todo el país, nuestro hacker podía estar en cualquier lugar.<br />

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