11.05.2013 Views

El Huevo Del Cuco

El Huevo Del Cuco

El Huevo Del Cuco

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Clifford Stoll<br />

<strong>El</strong> <strong>Huevo</strong> <strong>Del</strong> <strong>Cuco</strong><br />

indefensos. Soy incapaz de mitigar su ordalía, pero por lo menos puedo preparar el<br />

desayuno. Me dirijo sigilosamente a la cocina y vierto unos huevos en la sartén...<br />

A las 9.32 el maldito hacker dispara mi alarma. Suenan los pitidos en mi localizador.<br />

Llamo a Steve White. Él llama a Alemania. Como en la vieja historia de argumentos<br />

paralelos: de Calderero a Evers y a la suerte.<br />

A Steve le bastó un minuto para averiguar que el hacker procedía de la dirección 2624<br />

DNIC 4511 0199-36. Directamente desde Hannover. (O lo directo que pueden ser las<br />

conexiones vía satélite.)<br />

<strong>El</strong> Bundespost estaba en ascuas. Tardaron escasos minutos en comenzar a localizar la<br />

llamada. ¡Magnífico! Entretanto, después de poner la pelota en juego, me vestí y fui al<br />

laboratorio en bicicleta. Aquel día no pude entretenerme en los puestos de segunda mano.<br />

Llegué con el tiempo sobrado. Mi huésped examinaba todavía mis fichas ficticias<br />

SDINET, copiándolas cuidadosamente en su ordenador. Una de ellas describía cómo se<br />

utilizaría la iniciativa de defensa estratégica para localizar satélites en el espacio. Otra<br />

parecía afirmar que se podía conectar directamente desde mi laboratorio con varios<br />

ordenadores de las fuerzas aéreas.<br />

<strong>El</strong> hacker quiso probarlo, pero no lograba descubrir dónde habíamos instalado el software<br />

de la red. Por consiguiente, decidió explorar nuestro ordenador de pies a cabeza, en busca<br />

de cualquier programa con las letras «SDI». Encontró varios, pero ninguno parecía cumplir<br />

el propósito deseado.<br />

A continuación exploró la correspondencia de Dave Cleveland. Dave había tomado ya las<br />

debidas precauciones, escribiendo una carta sobre la forma en que había ocultado los<br />

puertos de acceso a SDINET. En la misma había una frase que decía: «He escondido el<br />

puerto de la red SDI y dudo que mucha gente lo descubra.»<br />

Esto bastó para que el hacker dedicara una hora a buscar en vano. Examinó<br />

meticulosamente nuestro sistema, convencido de que buscaba un programa oculto, que se<br />

convertiría en su acceso noroccidental, a ordenadores militares dispersos por todo el<br />

mundo.<br />

Me acomodé en mi silla, mientras contemplaba sonriente la pantalla. No cabía duda de que<br />

le habíamos embaucado. Para él suponía un reto descubrir la conexión a la red SDI y<br />

estaba convencido de que así llegaría a esos ordenadores confidenciales.<br />

Pero mi sistema parecía insípido, porque lo era. Claro que había desparramado algunas<br />

insinuaciones referentes a gente que utilizaba la red SDI. Un físico había cooperado,<br />

mandando una queja al director del sistema, en la que protestaba de que la red SDI no<br />

funcionara el martes por la noche. Otro escribió un programa muy mundano, lleno de<br />

subrutinas con nombres como conexión-SDI y Copy-SDI.<br />

Página 280 de 331

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!