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El Huevo Del Cuco

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Clifford Stoll<br />

Oficina de procesamiento de datos<br />

Washington, DC 20S05<br />

Hay 4 miembros conocidos:<br />

Fischoff, J. (JF27) FISCHOFF@A.ISI.EDU (703) 351-3305<br />

Gresham, D. L (DLG33) GRESHAM@A.ISI.EDU (703) 351-2957<br />

<strong>El</strong> <strong>Huevo</strong> <strong>Del</strong> <strong>Cuco</strong><br />

Manning, Edward J. (EM44) MANNING@BBN.ARPA (703) 281-6161<br />

Ziegler, Mary (MZ9) MARY@NNS.ARPA(703) 351-8249<br />

Había preguntado por el camino de entrada en la CIA. Pero en lugar de su ordenador, había<br />

descubierto a cuatro personas que trabajaban para la organización.<br />

Imaginaba a esos espías de la CIA practicando sus juegos de capa y espada, mientras<br />

alguien se les colaba por la puerta trasera.<br />

Entonces me pregunté a mí mismo si debería decírselo.<br />

No. ¿Para qué perder el tiempo contándoselo? ¿Qué me importa que un espía merodee por<br />

el patio trasero de la CÍA? Habían concluido las tres semanas que me habían concedido<br />

para perseguir al hacker; momento de echar el cerrojo y concentrarme en los verdaderos<br />

problemas de física y astronomía. <strong>El</strong> problema había dejado de ser de mi competencia.<br />

Sin embargo no me parecía justo. <strong>El</strong> hacker merodeaba por ordenadores militares sin que<br />

nadie se diera cuenta. La CÍA no lo sabía. Al FBI no le importaba. ¿Quién se ocuparía del<br />

caso cuando nosotros lo abandonáramos?<br />

Cogí el teléfono para llamar a las personas que figuraban en la lista de la CÍA, pero volví a<br />

colgarlo. ¿Qué hacía un hippy de pelo largo llamando a la bofia? ¿Qué diría Martha?<br />

En todo caso, ¿de parte de quién estaba yo? Desde luego no de la CÍA. Pero, por otra parte,<br />

tampoco me entusiasmaba que alguien irrumpiera clandestinamente en nuestro sistema. O<br />

por lo menos eso creía.<br />

¡Vaya por Dios! Ese cretino intentaba colarse en otro ordenador, y si yo no los avisaba,<br />

nadie lo haría. Yo no era responsable de los actos de la CÍA, sólo lo era de mi propia<br />

conducta.<br />

Antes de cambiar de opinión, marqué el número de teléfono del primer individuo de la<br />

CÍA. Nadie contestó. <strong>El</strong> segundo estaba de vacaciones; eso dijo su contestador automático.<br />

<strong>El</strong> tercero...<br />

—Extensión 6161 —dijo una voz administrativa.<br />

—Mmm, hola —tartamudeé—. Deseo hablar con Ed Manning.<br />

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