11.05.2013 Views

El Huevo Del Cuco

El Huevo Del Cuco

El Huevo Del Cuco

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Clifford Stoll<br />

<strong>El</strong> <strong>Huevo</strong> <strong>Del</strong> <strong>Cuco</strong><br />

cabeza sobre la almohada —aunque, en realidad, eran las nueve de la mañana siguiente—,<br />

me despertó la alarma de mi localizador.<br />

¿Cómo? ¿<strong>El</strong> hacker trabajando en el día de Año Nuevo? Podía haber dejado que<br />

descansara.<br />

No podía hacer gran cosa. Estuviera o no presente el hacker, no estaba dispuesto a llamar a<br />

Steve White por la mañana del día de Año Nuevo. Además era dudoso que el Bundes-post<br />

alemán pudiera hacer gran cosa en un día festivo. Y por si faltara poco, estaba a 16<br />

kilómetros del laboratorio.<br />

Me sentía apresado, mientras el hacker circulaba a sus anchas. Si se proponía irritarme, lo<br />

había logrado al entrar en acción, cuando yo no podía hacer nada al respecto.<br />

Puesto que lo único que podía hacer era preocuparme, procuré dormir. En los brazos de<br />

Martha no era difícil descansar.<br />

—¡Vamos, cariño! —susurró—. Dale vacaciones al hacker.<br />

Hundí mi cabeza en la almohada. Con hacker o sin él, celebraríamos el Año Nuevo.<br />

Alrededor de las doce, después de pasar el resto de la mañana durmiendo, regresamos a<br />

casa. Claudia, que había pasado la noche vieja en la fiesta de unos millonarios, nos recibió<br />

con una sonata de violín. Martha le preguntó cómo le había ido el trabajo.<br />

—¡Debías haber visto los canapés! —respondió Claudia— Los contemplamos durante<br />

varias horas, antes de que alguien se diera cuenta de nuestra triste mirada y nos invitaran.<br />

Había un salmón entero ahumado y caviar y fresas cubiertas de chocolate y...<br />

—Me refería a la música —interrumpió Martha.<br />

—¡Ah! Interpretamos esa sonata tan popular de Mozart que hace patatím, patatam. Y a<br />

continuación nos pidieron cosas tan ramplonas como My Wild Irish Rose. Creí que me<br />

darían náuseas, pero después de todo eran ciento veinticinco dólares por dos horas de<br />

trabajo, estaba cerca de la casa de mi madre donde dejé el perro y fui de compras a Santa<br />

Rosa...<br />

Martha mencionó algo acerca del almuerzo. Estábamos todos en la cocina amasando harina<br />

para hacer barquillos y preparando una ensalada de fruta, cuando sonó de nuevo la alarma<br />

de mi localizador.<br />

¡Maldita sea, otra vez el hacker! Martha echó una exclamación, pero casi no la oí; íui<br />

corriendo junto a mi Macintosh y llamé al laboratorio.<br />

Allí estaba efectivamente el hacker, utilizando la cuenta de Sventek. Parecía que estaba<br />

usando Milnet, pero no podía estar seguro de ello hasta que llegara al laboratorio.<br />

Entretanto llamé a Steve White, a Tymnet.<br />

No hubo tiempo de hacer nada: el hacker desapareció en menos de un minuto. Estaba<br />

practicando juegos de Año Nuevo.<br />

Página 178 de 331

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!