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El Huevo Del Cuco

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Clifford Stoll<br />

<strong>El</strong> <strong>Huevo</strong> <strong>Del</strong> <strong>Cuco</strong><br />

Pengo, cuyo verdadero nombre era Hans Huebner, era un experto programador de<br />

dieciocho años, cuyo único interés, según él, era el reto técnico. Aburrido con los<br />

ordenadores a los que tenía acceso legítimo, comenzó a infiltrarse en otros sistemas,<br />

mediante las redes internacionales. En un mensaje que apareció en un boletín electrónico,<br />

Pengo decía que formaba parte de «un círculo de personas que intentaban hacer negocios<br />

con un servicio secreto oriental».<br />

¿Por qué? Puesto que el software de los sistemas a los que tenía acceso legítimo «habían<br />

dejado de divertirme, me entretuve con la escasa seguridad de los sistemas a mi alcance, a<br />

partir de las redes [internacionales]». La informática se había convertido en una adicción<br />

para Pengo.<br />

Pero ¿por qué vender la información a agentes del bloque soviético? Según Der Spiegel,<br />

necesitaba el dinero para invertirlo en su empresa de informática. De modo que Pengo se<br />

unió a un par de individuos de Berlín occidental. Uno de ellos, Dirk Bresinski, trabajaba<br />

como programador y perito para la empresa alemana de informática Siemens. Otro, Peter<br />

Cari, también de Berlín, era un ex crupier que «siempre tenía cocaína en abundancia».<br />

Los cinco trabajaban en colaboración, buscando nuevas formas de infiltrarse en los<br />

ordenadores, explorando las redes militares y agudizando su pericia en la infiltración de<br />

sistemas. Pengo estaba especializado en el sistema operativo Vax VMS de Digital y<br />

hablaba frecuentemente con Hagbard.<br />

Pengo no tenía ningún escrúpulo en cuanto a la venta de información a agentes del bloque<br />

soviético. Se consideraba a sí mismo éticamente neutral; no pretendía favorecer a los rusos,<br />

sino tan sólo divertirse en las redes.<br />

Y, de paso, ganar algún dinero.<br />

Hess también se limitaba a jugar con las redes, en busca de formas de conectar alrededor<br />

del mundo. Había abandonado la Universidad de Hagen sin acabar su licenciatura en<br />

matemáticas y física. (¿Física? ¡De haberlo sabido...!)<br />

Al parecer, inicialmente Hess sólo jugaba con las redes, en busca de conexiones<br />

internacionales. Como en el caso de cualquier radio aficionado, al principio era una simple<br />

diversión, procurando llegar lo más lejos posible. Primero logró conectar con Karlsruhe y,<br />

más adelante, llegó hasta Bremen por la red Datex.<br />

Pronto descubrió que muchos directores de sistema habían dejado la puerta trasera abierta.<br />

Esto solía ocurrir en los ordenadores de las universidades, pero Markus Hess comenzó a<br />

reflexionar: ¿cuántos ordenadores habría con las puertas abiertas? ¿Cuántas formas<br />

alternativas de infiltrarse en los ordenadores?<br />

A principios de 1986 Hagbard y Pengo se infiltraban sistemáticamente en ordenadores<br />

norteamericanos, sobre todo en laboratorios de física de alta energía, pero también en<br />

algunas bases de la NASA. Hagbard se lo contó a Hess.<br />

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