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El Huevo Del Cuco

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Clifford Stoll<br />

<strong>El</strong> <strong>Huevo</strong> <strong>Del</strong> <strong>Cuco</strong><br />

No podía creerlo. Si mi hacker lo hubiera sabido, se habría puesto las botas. Menos mal<br />

que le habíamos capturado.<br />

Dada la importancia del problema, decidí llamar a Bob Morris al centro nacional de<br />

seguridad informática. Nunca había oído hablar de ello, pero prometió investigarlo.<br />

Advertidas las autoridades, había cumplido con mi obligación.<br />

A fines de julio Darren captó un mensaje en la red. Roy Omond, director de sistema en<br />

Heidelberg, Alemania, había detectado a un grupo denominado «Club del Caos<br />

Informático» en su ordenador Vax. Utilizaban la brecha que Darren había descrito. <strong>El</strong><br />

mensaje de Omond explicaba cómo se habían infiltrado esos gamberros, instalando<br />

caballos de Troya para apoderarse de las claves y borrando sus propias huellas.<br />

¿<strong>El</strong> Club del Caos Informático? Había oído rumores de su existencia ya en 1985, cuando<br />

un grupo de hackers alemanes se dedicaban a «explorar» conjuntamente las redes<br />

informáticas. Según ellos, el monopolio del Estado no servía más que para crear problemas<br />

y lo llamaban el «Bun-despest».1 No tardaron en organizarse en forma de equipo para<br />

lanzar ataques sistemáticos contra ordenadores en Alemania, Suiza, Francia y, finalmente,<br />

Estados Unidos. Con seudónimos como Pengo, Zombie y Frimp, que ya había oído antes,<br />

se habían convertido en gamberros cibernéticos que se enorgullecían de la cantidad de<br />

ordenadores en los que lograban infiltrarse.<br />

Sonaba familiar.<br />

A fines de verano, el problema había crecido. <strong>El</strong> grupo del Caos se había infiltrado en un<br />

centenar de ordenadores alrededor del mundo utilizando la red NASA SPAN. ¡Claro, el<br />

ordenador Pelvax! Aquel incidente del mes de junio, cuando había localizado la conexión<br />

en la red de la NASA. Apostaría cualquier cosa a que la línea serpenteaba hasta Alemania.<br />

¡Diablos!<br />

1. A decir verdad, las tarifas telefónicas alemanas son exorbitantes, comparadas con las de<br />

Norteamérica.<br />

Pronto empecé a darme cuenta de lo que ocurría. <strong>El</strong> Club del Caos Informático se había<br />

infiltrado en los ordenadores del laboratorio físico del CERN, en Suiza, causando<br />

innumerables quebraderos de cabeza, donde se decía que habían robado claves, destruido<br />

programas y estropeado sistemas experimentales.<br />

Sólo para divertirse.<br />

En el laboratorio suizo, miembros del Club del Caos se habían apropiado de palabras clave<br />

para introducirse en ordenadores de laboratorios físicos norteamericanos, como Fermilab<br />

en Illinois, Caltech y Stanford. De allí sólo tuvieron que dar un pequeño salto a la red de la<br />

NASA y a sus propios ordenadores.<br />

Cada vez que se introducían en un ordenador, utilizaban dicho hug para convertirse en<br />

director de sistema. Entonces modificaban el sistema operativo, para que les permitiera<br />

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