11.05.2013 Views

El Huevo Del Cuco

El Huevo Del Cuco

El Huevo Del Cuco

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Clifford Stoll<br />

Era un viejo problema.<br />

—La próxima letra es la «O» —respondí.<br />

Uno, dos, fres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho.<br />

<strong>El</strong> <strong>Huevo</strong> <strong>Del</strong> <strong>Cuco</strong><br />

Jugamos un rato con acertijos y palíndromos, hasta que Bob escribió la siguiente serie: 1,<br />

11, 21, 1211, 111221.<br />

—Completa esta serie, Cliff.<br />

La observé durante cinco minutos y me di por vencido. Estoy seguro de que debe de ser<br />

fácil, pero hasta el día de hoy no lo he resuelto.<br />

Me producía una extraña sensación. Había venido con la intención de sacudir a la NSA y<br />

ahí estaba con Bob Morris, su gran maestro, jugando a números. Era indudablemente<br />

divertido, pero desconcertante.<br />

Entonces fuimos a Washington, al Departamento de Justicia. Durante el viaje hablamos de<br />

la seguridad informática y le señalé que ellos no podían estar seguros de que no hubiera<br />

inventado toda !a historia.<br />

—La NSA no puede comprobar la veracidad de mi relato.<br />

—No es necesario. Somos una cámara de espejos: cada sección verifica a otra.<br />

—¿Se espían entre ellos?<br />

—No, no, no. Verificamos permanentemente nuestros resultados. Por ejemplo, cuando<br />

resolvemos un problema matemático por medios teóricos, comprobamos el resultado en un<br />

ordenador. Entonces puede que otra sección intente resolver el mismo problema, con otra<br />

técnica diferente. Todo es cuestión de abstracción.<br />

—¿Le importará a alguien que no use corbata?<br />

Me había puesto unos vaqueros limpios, pensando que habría gente importante, pero<br />

todavía no tenía traje ni corbata.<br />

—No te preocupes —respondió Bob—. A tu nivel de abstracción, no tiene la menor<br />

importancia.<br />

No se me permitió estar presente en la reunión, puesto que era altamente secreta y sólo me<br />

autorizaron a entrar en la sala cuando llegó el momento de mi intervención. En una<br />

pequeña estancia, iluminada sólo por la luz del proyector, había unas treinta personas, en<br />

su mayoría de uniforme; generales y almirantes, como en las películas.<br />

Durante media hora describí cómo el hacker se infiltraba en ordenadores militares y<br />

navegaba por nuestras redes. Un general me interrumpía constantemente con preguntas,<br />

desde el fondo de la sala. Lo que le interesaba no eran cosas sencillas como: «¿Cuándo<br />

Página 258 de 331

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!