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El Huevo Del Cuco

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Clifford Stoll<br />

<strong>El</strong> <strong>Huevo</strong> <strong>Del</strong> <strong>Cuco</strong><br />

<strong>El</strong> hacker se dedicó a jugar al escondite durante los próximos días. Conectaba unos tres<br />

minutos, examinaba la ficha de claves y desaparecía. Mi cebo era más apetitoso cada día<br />

que transcurría. Sin embargo no lo mordía.<br />

<strong>El</strong> lunes por la mañana, 18 de mayo, penetró en nuestro sistema a las 6.45. Cuando me<br />

despertó aquel persistente pitido, extendí la mano y golpeé el despertador. Me había<br />

confundido de aparato. Prosiguieron los pitidos. Tres. La «s» de Sventek. Era el hacker en<br />

el ordenador Unix-4.<br />

Me dirigí como un robot a mi Macintosh, lo conecté y llamé a Steve White a Tymnet.<br />

—Steve, alguien acaba de pisar la trampa —dije, todavía adormecido—. Aún no lo he<br />

comprobado, pero ¿puedes empezar a localizar la llamada?<br />

—Inmediatamente. Lo sabremos en diez segundos —respondió—. Aquí está. Llega por el<br />

satélite Westar. Procedencia de la llamada: 2624 DNIC 5421-0421. Esto es Bremen. Voy a<br />

llamar al Bundespost.<br />

Copié el número; mi ordenador doméstico ya se había calentado. Steve había completado<br />

la localización de una línea internacional en menos de un minuto. Mediante mi<br />

ordenadorcito doméstico llamé al laboratorio y examiné el ordenador Unix-4. Llegué a<br />

tiempo de ver cómo Sventek se marchaba.<br />

Su conexión había durado cuatro minutos. Tiempo suficiente para ser detectado y<br />

localizado. Y también suficiente para estropearme la mañana. Puesto que no podía volver a<br />

dormir, me fui al laboratorio en bicicleta. Por el este me acompañaba Venus, el lucero del<br />

alba.<br />

En cuatro minutos el hacker había hurgado en una nueva parte de mi sistema operativo.<br />

Había buscado un programa llamado X-preserve en nuestro ordenador Unix.<br />

Claro, ya sabía lo que estaba haciendo. Buscaba la brecha X-preserve en el editor-VI. Dave<br />

Cleveland y yo la habíamos reparado hacía casi un año. Sin embargo, el hacker sólo<br />

intentaba aprovecharse ahora de la misma.<br />

Editor-VI es el programa que organiza la información en pantalla en el Unix. Cuando Bill<br />

Joy lo escribió, allá por 1980, el público lo consideró como el invento más práctico del<br />

mercado; le permitía a uno observar, mientras movía las palabras en pantalla. Si se deseaba<br />

eliminar una palabra, en medio de algún párrafo, no había más que mover el punto<br />

intermitente hasta la misma y listo.<br />

Editor-VI ha sido el predecesor de centenares de sistemas procesadores de textos. En la<br />

actualidad, los que trabajan con Unix lo consideran un tanto engorroso, ya que no es tan<br />

versátil como el Gnu-Emacs, ni tan ameno como los editores modernos. A pesar de lo cual,<br />

el editor-VI aparece en todos los sistemas Unix.<br />

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