11.05.2013 Views

El Huevo Del Cuco

El Huevo Del Cuco

El Huevo Del Cuco

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Clifford Stoll<br />

—Estás bromeando, por supuesto.<br />

<strong>El</strong> <strong>Huevo</strong> <strong>Del</strong> <strong>Cuco</strong><br />

—No. Muchos países tienen una legislación anticuada. En Canadá, a un hacker que se<br />

había infiltrado en un ordenador, en lugar de condenarle por transgresión, le acusaron de<br />

robar electricidad. <strong>El</strong> único cargo contra él consistía en haber utilizado un microvatio de<br />

energía al conectar con el ordenador.<br />

—Pero infiltrarse en un ordenador es un delito en Estados Unidos.<br />

—Sí. Pero ¿crees que eso bastará para conseguir la extradición del hacker? —preguntó<br />

Steve—. Fíjate en la ayuda que te ha prestado el FBI. No te hagas ilusiones, Cliff.<br />

<strong>El</strong> pesimismo de Steve era contagioso. Sin embargo, su localización me infundía<br />

confianza; aunque no pudiéramos capturar al hacker, nuestro círculo se cerraba a su<br />

alrededor.<br />

<strong>El</strong> hacker, por su parte, ignoraba nuestro acecho. Desconectó por fin a las 5.22, después de<br />

dos horas probando puertas e inspeccionando fichas. Todo había quedado registrado en mi<br />

impresora, pero el verdadero descubrimiento era lo que Steve White había averiguado.<br />

Alemania. Fui corriendo a la biblioteca, en busca de un atlas. Alemania nos llevaba nueve<br />

horas de ventaja. <strong>El</strong> hacker solía aparecer entre las doce y la una del mediodía, lo que para<br />

él significaban las nueve o diez de la noche. Probablemente aprovechaba las tarifas<br />

telefónicas baratas.<br />

Mientras examinaba el atlas, recordé que Maggie Morley había reconocido la clave del<br />

hacker «jaeger», que en alemán significaba cazador. Tenía la respuesta ante mis narices,<br />

pero no había sabido verla.<br />

Esto explicaba el desfase temporal de los ecos cuando el hacker utilizaba Kermit para la<br />

transferencia de fichas.<br />

Según mis cálculos, debía encontrarse a unos 9 500 kilómetros, aunque nunca confié<br />

excesivamente en dicha cifra. Debí hacerlo. Alemania estaba a 8 350 kilómetros de<br />

Berkeley.<br />

No sólo estaba ciego, sino sordo.<br />

Me había dedicado a recopilar datos, pero no a interpretarlos.<br />

Sentado solo en la biblioteca, me sentí de pronto pro-fundamente avergonzado por haber<br />

embarcado a mi hermana en una búsqueda infructuosa, en pos de un estudiante de<br />

bachillerato en Virginia, y a los detectives de Berkeley, circulando con pistolas por el<br />

campus.<br />

Había metido la pata. Durante varios meses buscaba al hacker por todos los confines de<br />

Norteamérica. Dave Cleveland no se cansaba de repetírmelo:<br />

—<strong>El</strong> hacker no es de la costa oeste.<br />

Página 148 de 331

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!