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Jay-Martin-La-Imaginacion-Dialectic-A-Una-Historia

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de artículo de consumo de una sociedad dominada más<br />

bien por el intercambio que por el valor funcional ".<br />

Como la música había sido invadidá por el ethos ca·<br />

pitalista, su fetichización era casi total. En un ,nivel, el<br />

de la producción, esto se reflejaba en su enfoque exce·<br />

sivo sobre los arreglos antes que sobre la composición,<br />

en la introducción frecuente de efectos coloristas y en<br />

la resurrección nostálgica de estilos musicales pasados<br />

de moda por su valor evocativo. En otro nivel, el de la<br />

recepción de la música, se manifestaba en el énfasis<br />

sobre las «estrellas», tanto en la música clásica (Tosca·<br />

ni ni, por ejemplo), como en la popular; en el culto del<br />

instrumento, como en el caso de los violines Amati y<br />

Stradivarius; en la importancia de concurrir al concierto<br />

«Correcto» antes que ir a escuchar la música misma; y en<br />

el éxtasis vacío del entusiasta del jazz que escucha por<br />

el simple deseo de escuchar. Sin embargo, verificar la<br />

fetichización mediante técnicas científicas sociales normales<br />

era imposible -aquí radicaba el nudo de su con·<br />

flicto con <strong>La</strong>zarsfeld. Los cuestionarios o entrevistas re·<br />

sultaban insuficientes a causa de que las opiniones de los<br />

propios oyentes no eran dignas de confianza. No sólo eran<br />

éstos incapaces de superar la conformidad de las normas<br />

culturales, sino aún más fundamentalmente, su capacidad<br />

para escuchar se había degenerado. Había regresado,<br />

no fisiológicamente. sino psicológicamente. <strong>La</strong> regresión<br />

no era hacia una era musical anterior, sino más<br />

bien hacia un estado infantil en el que el oyente era<br />

dócil y se sentía temeroso de todo lo nuevo, un estado<br />

similar a la dependencia pasiva que Fromm había des·<br />

crito en su artículo «El sentimiento de la impotencia».<br />

A semejanza de los niños que sólo piden alimentos que<br />

les han gustado en el pasado, el oyente cuyo oído había<br />

regresado podía reaccionar sólo ante una repetición de<br />

lo que había escuchado antes. Como los niños que reac·<br />

donan ante los colores brillantes, se sentía fascinado<br />

por el uso de los recursos coloristas que daban la impresión<br />

de excitación e individualidad.<br />

El oyente regresado, afirmaba Adorno, no se confi·<br />

naba a una clase ". Si había un momento social que se<br />

" 1 dem, p. 330.<br />

84 Críticos marxistas más ortodoxos estaban siempre prontos<br />

a sefialar elXo como una insuficiencia de la obra de Adorno.<br />

Véase, por ejemplo, KoNRAD BoEHMER, ((Adorno, Musik, Gesel-<br />

\V\V\V.esnips.com/web/Linotipo 3 11

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