16.05.2013 Views

Jay-Martin-La-Imaginacion-Dialectic-A-Una-Historia

Jay-Martin-La-Imaginacion-Dialectic-A-Una-Historia

Jay-Martin-La-Imaginacion-Dialectic-A-Una-Historia

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

y Karl Renner, Rudolf Hilferding y Max Adler (el medio<br />

que Grünberg había abandonado para venir a Francfort),<br />

que la Viena apolítica, pero culturalmente radical, de<br />

Karl Krauss y el círculo de Schi:inberg. <strong>Una</strong> vez allí,<br />

Adorno persuadió a Berg para que lo cogiera como estudiante<br />

de composición dos veces por semana y consiguió<br />

que Eduard Steuermann lo instruyera en técnica pianística.<br />

Sus propias composiciones parecen haber sido influidas<br />

por los experimentos atonales de Schi:inberg, pero<br />

no por su sistema dodecafónico posterior .,. Además de<br />

su formación, Adorno se arregló para escribir con frecuencia<br />

para varias revistas de vanguardia, incluida An·<br />

bruch, de cuya redacción se hizo cargo en 1928, el año<br />

de su regreso a Francfort. Permaneció en la dirección<br />

hasta 1931, a pesar de sus renovadas responsabilidades<br />

académicas.<br />

Los tres años de Adorno en Viena fueron mucho más<br />

que un interludio en su carrera de investigador. Arthur<br />

Koestler, quien casualmente estuvo en su misma pensión<br />

después de su llegada en 1925, recordó a Adorno como<br />

«Un joven esotérico, distraído y tímido, con un encanto<br />

sutil que yo era demasiado inexperto para discernir• ••.<br />

Para Koestler, igualmente intenso, pero no tan altamente<br />

cultivado, Adorno presentaba una figura de condescendencia<br />

magistral. Incluso su maestro Berg encontró<br />

la intelectualidad intransigente de Adorno un poco desconcertante.<br />

Como Adorno admitiría más tarde, «mi propio<br />

lastre filosófico para Berg cayó a veces en la categoría<br />

de lo que él llamaba una moda ... ; en aquella época<br />

fui ciertamente demasiado serio y esto podía irritar a<br />

un artista maduro» 6.'i. Sus tres años en Viena parecen<br />

haber eliminado bastante de su timidez, pero su nueva<br />

confianza no significó una disminución importante de<br />

su extremada seriedad o de su fidelidad a la más exigente<br />

de las formas culturales. En todo caso, su frecuente<br />

asistencia a las lecturas de Karl Krauss, ese<br />

inflexible mantenedor de niveles culturales, y su participación<br />

en las misteriosas discusiones musicales de la<br />

e3 RENÉ LEIBDWlTZ,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!