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Tiempos_para_pensar_TOMO1

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Tiempos para pensar derechos humanos y seguridad ciudadana<br />

como Amnistía Internacional o HRW. Ésta última caracterizó, en junio<br />

del 2014, al gobierno de Venezuela como un violador sistemático de los<br />

Derechos Humanos que “aplica rutinariamente la fuerza ilegítima contra manifestantes<br />

que no estaban armados e incluso contra transeúntes” (el destacado es<br />

nuestro) (Últimas Noticias, 2014).<br />

Este corto ejemplo ilustra el doble rasero de la llamada comunidad<br />

internacional en materia de Derechos Humanos. Un gobierno puede<br />

ser considerado simplemente incapaz de cumplir su responsabilidad,<br />

como ocurre en el caso de México que “no ha podido encontrar a los<br />

normalistas”. Otros, como el gobierno de Venezuela, son acusados de<br />

vulnerar sostenidamente los Derechos Humanos. Este discurso, que se<br />

origina en los centros de poder político y económico, es legitimado por<br />

instancias oficiales internacionales y luego reproducido hasta la saciedad<br />

por las corporaciones mediáticas y las redes sociales, que apelan a prácticas<br />

como la descontextualización, la omisión de información, la difusión de<br />

información no verificada, la magnificación y la presentación de falsas<br />

evidencias (como las fotografías de conflictos ocurridos en otros países,<br />

por ejemplo).<br />

sobre el derecho a la manifestación pacífica<br />

La mayoría de los informes nacionales e internacionales sobre los<br />

sucesos de este año omiten no sólo la intencionalidad política que animó<br />

las protestas, sino también el carácter violento de muchas de ellas. Así,<br />

se describen las guarimbas como “Interrupción de una vía de circulación<br />

mediante la colocación de objetos contundentes” (Provea, 2014, p. 16),<br />

cuando los hechos demostraron que constituyeron focos de violencia<br />

organizada. Recordemos que al menos dos personas murieron a consecuencia<br />

de las acciones de preparación y activación de las guarimbas (una<br />

al accionar un mortero y otra al electrocutarse tratando de atravesar un<br />

cable de alta tensión).<br />

Las protestas violentas, además, afectaron los Derechos Humanos de<br />

miles de personas que durante semanas no pudieron salir de sus casas a<br />

hacer sus compras (derecho a la alimentación), a llevar a sus niños y niñas<br />

a la escuela (derecho a la educación), a atenderse en un centro de salud<br />

(derecho a la salud) o a asistir a sus labores profesionales (derecho al libre<br />

tránsito y derecho al trabajo).<br />

Mención aparte merecen las agresiones de las que fueron objeto tanto<br />

funcionarios como infraestructura de instituciones del Estado. El caso<br />

más emblemático fue el de los 89 niños y niñas, cuyas vidas corrieron<br />

enorme peligro cuando manifestantes opositores incendiaron intencionalmente<br />

la sede de un preescolar, en el edificio del Ministerio de la<br />

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