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UNIVERSITÉ PARIS-SORBONNE Le paradoxe chez ... - e-Sorbonne

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différente du reste, et réciproquement. Affirmer le contraire, outre l’aspect paradoxal que<br />

cela comporte, oblige à redéfinir ce qui instaure l’identité.<br />

Par ailleurs, l’inséparabilité du moi, du toi et du lui <strong>chez</strong> Jenaro Talens semble donc<br />

être due au partage d’une essence première non divisée, un sujet vide ou une voix neutre pour<br />

reprendre des termes issus de l’œuvre talensienne. <strong>Le</strong> sujet vide est ce qu’il y a avant la<br />

division, avant l’avènement de l’identité doxique du moi face au toi et au monde. Dès lors il<br />

semble impossible d’y trouver une identité fixe, mais juste un espace permettant le<br />

développement des personnes. Ce vide se voit ainsi rempli par le dialogue entre moi et toi,<br />

entre moi et le monde que ce soit dans une perspective linguistique, philosophique ou<br />

métapoétique 398 . Effectivement, suivant le niveau de lecture adopté le moi peut entrer dans<br />

un dialogue avec un toi d’un point de vue biographique, ce même dialogue peut être celui de<br />

la connaissance de soi (le moi parlant au moi devenu un toi), ou encore celui de la lecture<br />

elle-même (la rencontre entre le moi de l’auteur, ou plutôt ce qu’il en reste, et le moi du<br />

lecteur qui investit la voix du texte). Beaucoup d’autres possibilités encore existent, mais cela<br />

est alors de l’ordre du choix de lecture, de l’interprétation, et par conséquent ne rentre pas<br />

dans le cadre de notre travail en ce que nous ne faisons ici qu’observer les relations entre le<br />

toi, le moi et le lui, quelle que soit la référence à laquelle ils renvoient.<br />

398 René Jara fait ainsi une lecture lacanienne du sujet talensien qui réunit de nombreux points étudiés ici : « La<br />

teoría lacaniana del sujeto, por el contrario, proclama la escisión y el descentramiento de la conciencia individual<br />

desautorizándola como origen del sentido y el conocimiento. Esta realización permite una apertura subversiva<br />

del espacio clausurado de la ideología. El sujeto, en efecto, está lejos de la coherencia y la armonía burguesas. La<br />

fase del espejo en que el niño se percibe a sí mismo como otro, como una imagen exterior al ser que percibe,<br />

induce una separación entre el Yo que es percibido y el Yo desde el cual se produce la percepción. El ingreso en<br />

el lenguaje y el registro de lo simbólico produce una segunda división que refuerza la primera : una escisión<br />

entre el Yo del discurso, o sujeto del enunciado, y el Yo que habla, o sujeto de la enunciación. Talens en este<br />

último poema [Sucesión temporal II], por ejemplo, enfatiza el dispositivo de la contradicción entre a) la<br />

subjetividad consciente del muchacho tal vez todavía enamorado, pero con los pies en la tierra, que aparece en<br />

discurso dirigiéndose verbalmente a la chica en un territorio movedizo que puede ser el de la vigilia o el sueño, y<br />

b) el Yo que habla, tal vez el mismo, pero también Otro, que se empina a la distancia y cuya subjetividad es<br />

apenas representada : la de quien habla hablando del otro. Característicamente la poesia de Talens suele recurrir<br />

al encuentro dialógico de estas dos subjetividades. El inconsciente germina en el hueco formado por esta división<br />

en el momento mismo del ingreso en el orden simbólico cuando el individuo se construye como sujeto, y se<br />

caracteriza por ser un depositario de significantes reprimidos y prelinguísticos que representa una amenaza<br />

constante de disrupción del orden de los signos. El inconsciente, en efecto, se halla constituído por elementos<br />

cuyo acceso al registro simbólico es imposible. Su discurso en la modalidad de la metáfora y la metonimia,<br />

aparece en los sueños, los chistes, las equivocaciones verbales minando la fijeza aparente de las posiciones<br />

asumidas por el sujeto en el orden del lenguaje, entrenándolo en las estrategias de la subversión. En apariencia el<br />

acceso a la palabra y las relaciones sociales disminuye el desemparo del individuo al permitirle la manifestación<br />

de sus deseos en la forma de la petición. Pero la satisfacción es sólo ilusoria y parcial porque el lenguaje es<br />

incapaz de formular esos elementos del deseo que permanecen en el inconsciente. Porque el deseo – ese dolor<br />

producido por la carencia, esa experiencia de la incomplentación, la insatisfacción y el desequilibrio – es el<br />

efecto que produce en la subjetividad la división entre la conciencia y el inconsciente que hace del ser humano<br />

un proceso contradictorio, pero por ello mismo abierto al cambio y la transformación. El sujeto, en consecuencia,<br />

es un lugar de contradicciones, que se halla en perpetuo estado de construcción ; es el espectro de posiciones<br />

cuya resolución puede hallarse, sea en la compatibilidad, sea en la contradicción. La serenidad, el equilibrio<br />

posicional del sujeto, es raro en la poesía de Talens. », La modernidad en litigio, Sevilla, Alfar, 1989, pp. 62-63.<br />

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