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Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

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A finales del XIX las escasas colonias españolas 179 que lograron perdurar<br />

en el panorama mundial, gozaban de cierta relevancia gracias a su riqueza<br />

en materias primas o su posición en las rutas comerciales. Cuba, por<br />

ejemplo, se había convertido a mitad de siglo en el principal productor<br />

mundial de azúcar y vendía la mayoría de su producción a los Estados<br />

Unidos de América. Filipinas, en cambio, se encontraba estratégicamente<br />

situada como punto comercial para los intercambios con China y debido a<br />

su proximidad al canal de Suez a partir de su inauguración en 1869. En el<br />

caso de Cuba, la metrópoli estaba mucho más asentada a nivel económico<br />

que en el archipiélago filipino. La principal estructura de producción de la<br />

isla caribeña era la de la plantación que utilizaba mano de obra esclava<br />

dirigida por la élite indiana. Este modelo resultó efectivo hasta que la<br />

administración colonial española no logró controlar las primeras<br />

insurrecciones que empezaron a surgir en 1868, a causa del excesivo<br />

beneficio sobre la isla que la metrópoli ejercía (lo que se conocerá como<br />

guerra de los diez años: 1868-1878). Estos levantamientos fueron<br />

aprovechados por los Estados Unidos para acentuar la presión sobre sus<br />

intereses azucareros y declarar la guerra a España.<br />

Coincidiendo con el levantamiento cubano, hubo también una<br />

insurrección en Filipinas, aunque en este caso la colonización española no<br />

era tan profunda como en la isla de Cuba, ya que la ocupación del<br />

archipiélago se basaba mayoritariamente en la presencia de órdenes<br />

religiosas. En 1896 se ejecutó al principal dirigente del levantamiento,<br />

José Rizal; 180 sin embargo, sus seguidores fundaron un partido<br />

independentista contra la dominación española. En dos batallas navales, la<br />

de Santiago de Cuba y la de Cavite en Filipinas, los Estados Unidos<br />

vencen a España, lo que obliga al gobierno español a pedir un armisticio<br />

179 Para un análisis de la situación que llevó a la crisis de 1898 en las colonias de<br />

Cuba y Filipinas, véase DELGADO RIBAS, Josep M., “Menos se perdió en<br />

Cuba. La dimensión asiática del 98”, Barcelona, Illes i Imperis: Estudios de<br />

Historia de las Sociedades en el mundo colonial y post-colonial, nº 2,1999, pp.<br />

49-64.<br />

180 José Rizal, lejos de ser un revolucionario, era un joven de clase burguesa<br />

(oftalmólogo, poeta y novelista en lengua española) que ansiaba reformas<br />

administrativas para Filipinas, entre ellas la equiparación del archipiélago a una<br />

provincia española de pleno derecho (con el correspondiente fin del estatuto<br />

colonial) y, sobre todo, la denuncia a la sofocante tutela que ejercían las órdenes<br />

religiosas sobre la vida social del país, impidiendo la modernización y progreso.<br />

En Madrid, como líder del movimiento de estudiantes filipinos en España<br />

difundía la realidad de Filipinas para que fuese conocida y respetada; de este<br />

modo sus reivindicaciones se veían respaldadas. En el período en el que Rizal<br />

estuvo en España contribuyó con artículos para el quincenal La Solidaridad.<br />

DELGADO RIBAS, Josep M., “José Rizal y Mercado” Memorias del 98.<br />

Madrid: EL PAÍS, 1997, p. 129.<br />

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