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Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

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escayola de los cuerpos 67 …Es lo que se conoce como antropometría<br />

antropológica. En estas exposiciones, como también en los museos de la<br />

época, siguiendo la teoría evolucionista, se ordenaban y categorizaban los<br />

pueblos, las culturas, las especies y los objetos por taxonomías y<br />

tipologías. Así, en la Exhibición de San Luis de 1904 se ordenaron un<br />

conjunto de “exhibiciones vivas” según un orden evolucionista desde los<br />

aborígenes más avanzados hasta terminar con los pigmeos africanos e<br />

igorrotes de Filipinas. 68 Sin embargo esta tarea no fue exclusiva de<br />

museos y sociedades antropológicas. Franz Boas, junto con Frederick W.<br />

Putnam, director del entonces Museo Peabody de la Universidad de<br />

Harvard, dirigió todas las expediciones antropológicas y arqueológicas<br />

con el objetivo de acopiar objetos para ser exhibidos en la Exposición<br />

Colombina de 1893 celebrada en Chicago. El mismo Franz Boas 69 trajo 14<br />

indígenas Kwakiutl, para ser exhibidos realizando diferentes ceremonias.<br />

Nueve años más tarde también participará en la Exposición de San Luis de<br />

1904 en la que el Departamento de Antropología del Museo Nacional de<br />

Estados Unidos preparó una extensa exhibición sobre el simbolismo<br />

mítico a través del arte decorativo 70 de varias tribus.<br />

La exhibición de personas llegó a ser una constante desde el último cuarto<br />

del siglo XIX hasta 1931 cuando se celebra en París la Exhibición<br />

67 En el catálogo de la exposición D’un regard l’autre. Histoire des regards<br />

européens sur l’Afrique, l’Amérique et l’Oceanie, París: Musée du Quai Branly/<br />

Réunion des musées nationaux, 2006 se reproducen algunos bustos<br />

antropométricos, pp. 224-225.<br />

68 En Benedict, 1981: 4, citado en ROMERO DE TEJADA, Pilar, “Exposiciones<br />

y museos etnográficos en la España del siglo XIX”, Madrid, Anales del Museo<br />

Nacional de Antropología, 1995, vol. II, p. 19.<br />

69 En Hinsley, 1991, citado en ibíd, p. 20.<br />

70 Franz Boas publicará en 1927 Primitive art, donde defiende que aun la tribu<br />

más pobre de la Tierra crea trabajos artísticos que producen placer estético. No<br />

importa lo diferentes que sean esos ideales de belleza, el carácter general de gozo<br />

de la belleza existe en cualquier lugar: en una canción siberiana, en una danza<br />

africana, en una piedra trabajada de Nueva Zelanda, en las esculturas de<br />

Melanesia... La mera existencia de las producciones culturales ya demuestra la<br />

capacidad del hombre que las produce para apreciarlas. Por tanto, en todas las<br />

actividades humanas se asumen, según Boas, formas con valores estéticos y<br />

provocan sensaciones: los movimientos rítmicos del cuerpo en una danza, el tono<br />

de un canto, las formas de representación de una pintura o una talla..., ¿qué es<br />

entonces lo que le da a la “sensación” el valor estético? Cuando el tratamiento de<br />

la técnica alcanza un cierto “standard de excelencia”, tal y como dice Boas,<br />

cuando el control del proceso envuelve ciertas típicas formas que lo producen,<br />

llamamos al proceso “un arte”, y aunque sean formas simples, deben ser juzgadas<br />

desde el punto de vista de la perfección formal. Actividades como cortar, tallar,<br />

moldear, cantar, bailar... son capaces de alcanzar una técnica y una forma fija.<br />

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