Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

Mineralogía, Antropología y Meteorología”. En la nave central todo lo
relacionado con la etnografía de Filipinas (segunda sección), que estaba
repleta de maniquíes vestidos con diferentes trajes típicos y armas,
mostrando costumbres de la vida de las razas indígenas del archipiélago.
En la tercera nave se alojaban la tercera y cuarta sección, dedicada al
Ministerio de Guerra y a la Marina, que contenian modelos de
embarcaciones, planos y libros. Al otro lado del salón central la sección
quinta, con la botánica y zoología. En el salón central, a la derecha, se
exponían máquinas, útiles agrícolas y otras herramientas que constituían
la sexta y séptima sección (“Maquinaria, Industria y Manofacturas”),
desde donde se accedía a la octava y última sección, la de de bellas artes.
La sección octava se titulaba oficialmente “Cultura general, instrucción
pública, ciencias y artes”. Es importante señalar la relevancia de que se
dedicara un espacio a las artes en una exhibición de estas características
ya que, de esta manera, se mostraba que la colonia no sólo se había
desarrollado en el despliegue de la industria o el comercio, sino que
también se había desenvuelto en la más pura expresión espiritual. Pero ¿de
qué tipo de arte estamos hablando? Nos podremos hacer una idea citando
la ampliación de noticias que hacía La Vanguardia en su edición de tarde
respecto de los objetos llegados en el vapor Santo Domingo:
[…] Entre los objetos de arte, figura un busto de marfil y varios
crucifijos de madera. El busto es del malogrado rey don Alfonso XII
(q.e.d.), debido al joven y ya reputado escultor filipino, don Vicente
Francisco, de 19 años de edad. No puede negarse que por la maestría con
que está trabajado, es una verdadera obra de arte, observándose en los más
mínimos detalles una pulcritud esmerada, que honra á su autor. Para la
realización de esta obra, se valió el señor Francisco de una fotografía en la
que el monarca está retratado solo con bigote. Si bien el busto, como
dejamos dicho, es recomendable para su modelación, deja mucho que
desear como parecido. Los rasgos de la cara, notables en extremo por su
ejecución, no son verdaderamente los del difunto rey, que aparece en el
busto algo más grueso de lo que era. El pie es de madera y marfil: lo forma
un cuadrilátero, con puntas cerradas; en uno de los lados tiene la siguiente
inscripción grabada sobre el marfil: “14 de enero de 1875”, y en el lado
opuesto, los atributos de la muerte y la fecha, “25 de noviembre 1885”. En
los lados restantes hay las armas reales […]. 223
Hablamos, pues, de obras de arte ejecutadas por artistas filipinos “a la
manera occidental”. No se trata de obras de los indígenas, sino de piezas
fruto de la labor educadora de la metrópoli sobre los habitantes de
aquellas tierras, de tal manera que lo exhibido ensalza la política colonial
hispana. La pieza de la que se habla en la noticia que acabamos de citar es
223 Barcelona, La Vanguardia, n º 204, jueves 5 de mayo de 1887, año VII,
edición tarde, p. 2812 [el destacado es nuestro]
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