Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

produjo hasta el 22 de septiembre, tres semanas antes de la clausura del
certamen.
Frente al Palacio de Cristal, en el parque del Retiro, sigue existiendo el
lago artificial en donde se emplazaron las embarcaciones traídas desde
Filipinas, varias de ellas pertenecientes a los moros 221 (término de uso
español) de Joló y Mindanao, en las cuales los visitantes podían pasearse
para visitar la muestra. Referiéndose a este hecho, Luis Ángel Sánchez
reproduce un texto de M. Antón que nos permitirá dar cuenta del enfoque
exótico que la prensa de la época daba al hecho de pasear en barca por la
exposición, una ocasión para recurrir a un cierto orientalismo que estaba
siempre presente en mayor o menor medida en las exposiciones de la
época, tal y como ya se introdujo en el capítulo segundo:
El viajero que alquile una canoa en el lago, se acomode, sentado a
la morisca, bajo la toldilla de trenzado, bejuco, se deje guiar por el corto y
ancho remo del pardo malayo que la tripula, y fumándose un tabaco
filipino se abandone por las corrientes de la fantasía imaginando
cocoteros, los castaños; palmas bravas, los álamos; helechos y lianas, los
matorrales; bongas, adelfas; bambúes, los cañizales y molaves, los
cipreses, puede creerse en las orillas del Pampanga o, mejor, del Abra, sin
más esfuerzos de imaginación […]. 222
El principal núcleo expositivo del certamen lo constituía el edificio
llamado entonces Pabellón Central y hoy conocido como Palacio
Velázquez. Fue proyectado anteriormente a la celebración de la
Exposición de Filipinas por Ricardo Velázquez en 1883 para una
Exposición de Minería. El Pabellón Central era el espacio de la muestra
donde se exhibían los objetos traídos para ser expuestos, distribuidos en
ocho secciones que se situaron en diferentes partes del edificio. En la
primera galeria, a la derecha, estaba la primera sección, “Geología,
221 Dentro de las conocidas como islas meridionales o del sur destacan Mindanao
y el archipiélago de Sulú (formado por Basilan, Jolo, Tawi Tawi, Sibuto y toda
una serie de pequeñas islas). La principal distinción que encontramos entre los
pueblos de estas islas y los de la zona central y norte es que no estuvieron
sometidos a las influencias españolas. Este aislamiento relativo puede ser
atribuido a las características geográficas de la zona y, principalmente, por la
influencia del islam, ya que a partir del siglo XIII llegan los musulmanes desde el
sudoeste asiático. En el 1500 el Islam ya estaba fuertemente arraigado en las islas
de Sulú y Mindanao, y en 1565 llegó hasta la bahía de Manila. En general, los
pueblos costeros y de los valles se convirtieron al islam, mientras que los
habitantes de las montañas eran paganos o animistas.
222 Reproducido en SÁNCHEZ GÓMEZ, Luis Ángel, Un Imperio en la vitrina…,
p. 76. [el destacado es nuestro]
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