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Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

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marcos, de entre ellos 1.360 eran de subvención estatal. Contaba con un<br />

patrimonio de 17.191 marcos y 2.250 socios. Para el caso de la Royal<br />

Geographical Society de Londres, los ingresos ascendían a 188.150<br />

marcos, con 10.000 marcos de subvención, 3.393 socios y un patrimonio<br />

de unos 390.800 marcos. En la misma fecha, la Sociedad Geográfica de<br />

Madrid ingresaba 16.656 marcos, sin contar con subvención alguna del<br />

gobierno, el número de socios era de tan sólo 350 y su patrimonio<br />

ascendía a 12.000 marcos 575 . Con el panorama que acabamos de describir,<br />

las pocas expediciones geográficas españolas que podían haber recogido<br />

objetos primitivos parecen una epopeya, antes que un suceso. Igualmente,<br />

las pocas evidencias de objetos de la expedición Ossorio a Guinea pueden<br />

calificarse de meramente testimoniales ya que no se trata de una colección<br />

recogida de forma sistemática (clasificación: material, función, autoría,<br />

contexto de recogida…) Recordemos también, que la narración<br />

etnográfica de las pocas figuras recogidas en la expedición se reduce a las<br />

conferencias del doctor Ossorio en la Sociedad Geográfica de Madrid y el<br />

breve análisis de las piezas del doctor Antón, es decir, que la repercusión<br />

o el interés académico por las mismas fue nulo.<br />

Debemos también tener en cuenta que, al perder España en 1898 todas las<br />

posesiones coloniales y al ser frágil su presencia en África, lo colonial no<br />

era lo suficientemente relevante como para llegar a representar al país más<br />

allá de sus fronteras, por lo que, una vez más en detrimento de posibles<br />

colecciones etnográficas, no era necesario exhibir objetos de las zonas<br />

ocupadas para demostrar la preeminencia del país en materia colonial.<br />

Este hecho provoca que en las exposiciones extranjeras en las que España<br />

concurría, el carácter colonial del país quedara en un segundo plano y el<br />

énfasis, al contrario que el resto de países europeos que exhibían<br />

colecciones de objetos e instalaciones etnográficas de sus territorios<br />

coloniales, se centrara en un supuesto orientalismo de continua tradición<br />

representado a través de construcciones neo-mudéjares. Sin embargo, este<br />

supuesto abrazo de lo exótico no es una exclusiva española ya que desde<br />

el siglo XVIII gozaba de práctica en Europa. La tradición europea de<br />

representar lo oriental tuvo como efecto la superposición de valores<br />

occidentales sobre otras culturas, creando una imagen distorsionada que se<br />

ajustaba más a las expectativas y deseos de los europeos que a la realidad<br />

de los países representados. Tal y como ha señalado Christopher Miller en<br />

Orientalism, Colonialism, la aventura descriptiva del Oriente, vista desde<br />

una perspectiva postcolonial, no es más que una “mitología política” que<br />

se hace pasar por una “verdad objetiva”. Si establecemos un paralelismo<br />

575 Datos expresados en marcos y referidos en la relación de sociedades del<br />

Apéndice I “Las sociedades Geográficas en el mundo (1821-1936)” del libro de<br />

RODRÍGUEZ ESTEBAN, José Antonio, Geografía y Colonialismo. La<br />

Sociedad Geográfica de Madrid (1876-1936), Madrid: UAM, 1996, pp. 287-313.<br />

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