Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

entre la metrópoli y las desaventajadas colonias y sus habitantes, lo cual
se logró, gracias al apoyo de las diferentes ciencias: antropología
(evolucionismo antropológico), historia científica, etnología, arqueología,
economía, ingeniería, medicina, arquitectura, etc.
Desde la primera exposición universal celebrada en Londres en 1851, en
la que el Reino Unido se presentaba como la nación más poderosa y hacía
gala de sus capacidades y adelantos económicos, se irán sucediendo
celebraciones similares en las principales capitales del mundo. En 1853
será Nueva York, seguida de París en 1855, Londres de nuevo en 1862,
París en 1867 (en la que por vez primera se invita a los participantes a
construir sus propios pabellones) y a continuación Viena en 1873,
recurrente de nuevo París en 1889 con la construcción de la Torre Eiffel y
una celebrada “Galería de máquinas”…Esta consecución de celebraciones
entre Londres y París provoca cierta competencia entre ambas ciudades
para demostrar cuál de las dos era la capital de Europa y pone de
manifiesto un modelo de exposición enfrentado. En opinión de
Greenhalgh, 260 el modelo expositivo británico separaba el contenido
“serio”, el supuestamente “educativo” (muestras artísticas, demostraciones
de maquinaria, etc.), de todo aquello que se consideraba como “lúdico”
(atracciones de feria, espectáculos, cafés, etc.), mientras que el modelo
que seguirían las exposiciones francesas apostaba por una combinación de
ambos.
Las exposiciones también fueron mudables en el tiempo. Las primeras
celebradas en Londres (1851, 1862) y en París (1855) atrajeron a gran
cantidad de visitantes por su aspecto novedoso. La cantidad de avances
tecnológicos fueron entonces suficientes para mitificar las exhibiciones y
atraer a las masas. Pero a partir de 1870, cuando las exposiciones se
convirtieron en algo habitual en toda Europa, la tecnología, por sí sola, no
era lo suficientemente atractiva como reclamo para el visitante. Por ello,
los organizadores empezaron a incorporar entretenimientos populares.
Muy pronto se produjo una mezcla de cultura que iba desde exposiciones
de arte hasta acontecimientos deportivos, pasando por desfiles de alta
costura, representaciones teatrales, celebraciones de verbenas,
exhibiciones de fuegos de artificio… Así, cada vez más, las exposiciones
debían mostrarse más ricas que las celebradas anteriormente y sus
contenidos tenían que ser más diversos para poder atraer a mayor cantidad
de público. Un ejemplo muy claro de la fusión entre un objeto de progreso
arquitectónico y un elemento lúdico lo ejemplifica la Torre Eiffel, que no
es sólo un símbolo tecnológico alcanzado por la arquitectura, sino que
260 Ibíd., pp. 10-14.
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