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Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

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demás artistas del Oriente” 352 . En un artículo del mes de agosto de 1929<br />

titulado Viñetas del Pueblo Oriental firmado por Luis Felipe de Córdoba<br />

se puede comprobar que, efectivamente, se ofrecían espectáculos en este<br />

teatro:<br />

¡Magníficos tipos los que desfilan por el escenario del Teatro<br />

Oriental! Excepción hecha del fakir que es un número corriente de Teatro<br />

o Circo europeos, el espectáculo que se nos ofrece en este escenario es<br />

nuevo para todos los que no conocemos Oriente más que a través de la<br />

Literatura. Los músicos turcos y la bayadera de Constantinopla; la<br />

“troupe” mora, con sus danzas absurdas, llenas de gracia y de humorismo,<br />

son el motivo que reúne, a diario, una muchedumbre de curiosos<br />

espectadores. Decía un amigo nuestro que estos negros se están burlando<br />

de la gente y de sí mismos cuando bailan. Es el suyo un baile zumbón, con<br />

contoneos de rumba. Han llegado a la superación. A no tomar el baile en<br />

serio, como en Europa. Para ellos la danza no es, al parecer, más que un<br />

motivo de regocijo” 353 .<br />

El párrafo anterior no está exento de los prejuicios que en los próximos<br />

capítulos consideraremos como “habituales” cuando se valoran este tipo<br />

de actividades en las exposiciones de la época, es decir, cada vez que se<br />

habla de “los Otros”. El mismo cronista, Luis Felipe de Córdoba,<br />

“cumple” con esta tradición al destacar del Pueblo Oriental la figura del<br />

mercader. Para él “cada oriental es un mercader. Mercader puro, como<br />

comerciante europeo, o mercader de mujeres –esclavas- o mercader de su<br />

Arte si es artista. Es que el mercado es en Oriente como la entraña a la<br />

vida y el mercader una necesidad biológica del indígena, como la<br />

circulación de la sangre” 354 . Todos los argumentos relacionados la venta<br />

por parte de los orientales del recinto se refieren a la picardía para atraer y<br />

enredar en sus actividades a los visitantes 355 .<br />

El Pueblo también tenía hasta su particular loco, “un bigardo” le llama el<br />

comentarista. Un personaje que siempre estaba recorriendo las calles del<br />

recinto.<br />

352 Ibíd., p. Anterior a contraportada.<br />

353 CÓRDOBA, Luis Felipe de, “Viñetas del Pueblo Oriental”, Barcelona, Diario<br />

Oficial de la Exposición Internacional de Barcelona, nº 25, 31 de agosto de 1929,<br />

p. 26. [el destacado es nuestro]<br />

354 Ibíd., p. 26.<br />

355 “[…] Los precios son variables como el mes de marzo. El mercader, cuando<br />

ofrece el damasco, o el juego de té, o el “gong” mira fijamente a la cara del<br />

posible comprador, le examina con fijeza; adivina si tiene o no muchos deseos de<br />

llevarse la mercancía […]”, ibíd., p. 26.<br />

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