Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

fotografías del Catálogo. 562 Por tanto, la única posibilidad de encontrar
arte primitivo en este museo era la colección filipina, dado el contacto de
los misioneros agustinos con tribus de territorios como Joló y Mindanao.
Además, tal y como disponía el Catálogo Ilustrado de 1929, se podrían
haber conservado alguno de los objetos que allí se enumeraban, como:
“2685-‘Anitos’ (ídolos) tinguianes e igorrotes”.
La sección filipina del actual Museo Oriental de Valladolid conserva
expresiones artísticas aborígenes y otras influenciadas por el mestizaje de
la presencia católica española. Este último es un interesante arte que
mezcla lo musulmán y lo cristiano. Una amalgama de chino, japonés y
español con lo filipino. Las cinco salas del Museo oriental de Arte filipino
disponen de una amplia representación, desde muestras de cerámica
neolítica hasta obras del siglo XIX. Se ilustra la historia del Galeón de
Manila, así como el arte hispano-filipino de los siglos XVII al XIX, en una
rica colección de imágenes de santos, ornamentos litúrgicos, libros,
grabados y litografías. Cuenta también con pinturas filipinas de retratos y
temas costumbristas y de historia, una importante sala de marfiles
hispano-filipinos del XVII al XIX e, incluso, las banderas y armas
pertenecientes a los soldados conocidos como “los últimos de Filipinas”.
Sin embargo, la parte más interesante para nuestro objeto de estudio es la
colección de arte etnológico de los pueblos primitivos del norte de Luzón
y de los moros de Joló y Mindanao, que están representados en escudos,
armas, vestidos, abalorios, pipas de tabaco, bronces, esculturas de ídolos,
instrumentos musicales…y que se formó antes del siglo XX. El padre
Juan Tombo envía entre 1850-1880 varias remesas de objetos desde
Filipinas; el padre Eduardo Navarro, entre 1885-1890, donó una colección
de tejidos, bastones, pipas y armas; el padre Benigno Fernández, en 1890,
contribuyó con hermosos ejemplares de “anitos”, armas, cestería, telas, así
como un valioso álbum en el que van dibujados todos estos objetos
etnográficos y tipos filipinos, lo que también reiteraría los argumentos
empleados a favor de lo pionero del trabajo etnográfico de los misioneros.
Asimismo, los fondos se incrementaron con la adquisición en 1889 de la
colección de 785 objetos, gran parte de ellos filipinos, de don Manuel
Scheidnagel, que fue comandante de la provincia de Benguet en Filipinas.
Desde el principio de la colonización española, los misioneros no se
preocuparon solamente en convertir a los filipinos de las tierras de más
difícil acceso, sino que se dedicaron también a la evangelización de las
562 Varios objetos de estas secciones fueron fácilmente reconocibles en las
ilustraciones del Catálogo de fotografías del Pabellón de Misiones. En el
apéndice documental (número 21, A-B) se reproduce la comparativa de un
maniquí con armadura china de 1929 y la misma armadura en el museo actual.
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