Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

aquí.
-¿Todos son matrimonios?
-No todos.
-¿Cuántos son, entonces?
-Diez.
-¿Prolíficos?
-Regular.
-¿Qué número de arrapiezos hay en la tribu?
- Doce, entre varones y hembras. En total, somos sesenta y uno.
-¿Saben algún oficio?
-Sí. Los hay tejedores, joyeros, sastres…
-¿Sastres?
-Para hacer las chilabas, nuestra indumentaria.
Acompañados de Abdón Karim Gueyes vamos recorriendo el aduar. En el recodo
de una de sus callejas, vemos un letrero: “Escuela”.
-¿Esta es la escuela?
-No es que sea así la escuela en el Senegal, aunque se le parece mucho.
-¿Hay escuelas en su país?
-Allí la enseñanza es obligatoria.
-¿Sabe leer esta gente?
-Todos saben leer y escribir. Además del antílope, hablan perfectamente el
francés.
-¿Y usted?
-Yo hablo el antílope, el francés y alemán.
-¿Es usted casado?
-Sí. Tengo un hijo de dos meses, nacido en París.
-Los jefes de tribu, ¿cómo administran la justicia en el Senegal?
-La justicia en el Senegal, en el interior, en la parte poco explorada, ofrece a
veces aspectos cómicos.
-¿Cuentenos usted alguna escena que halla presenciado?
-El acusado comparecia ante el “gran juez” por haber colocado sus redes en un
lugar del río que estaba vedado. El querellante alegaba con gran énfasis que había
sufrido un perjuicio verdadero, ya que los peces cogidos por el otro en cantidad
considerable representaban un valor perdido para él… “el gran juez”, tras
escuchar atentamente a ambos, salió a favor del acusado, fundamentando la
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