Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

en tiempos de Ossorio como “bubi” (nombre que le fue dado por los
ingleses en el transcurso de los años 1827 a 1842), “es pacífico, aunque
perezoso y refractario en altísimo grado á toda instrucción”; sin embargo
más adelante se retracta de su juicio de valor cuando explica que “la
desconfianza con que [el bubi] mira al blanco, proviene, en mi sentir, de la
imprudencia y la falta de tacto con que de ordinario se ha procedido por
parte del europeo con el negro”. 213 Lo cual denota por parte de Ossorio
una reflexión libre de las visiones basadas en la diferencia, en las que el
hombre blanco se encuentra en una posición preeminente y que suelen
darse en los escritos enfocados a justificar la conquista colonial.
La información que ofrece Ossorio es a veces descriptiva, al igual que las
de Iradier, detallando la exuberancia de la vegetación, la existencia del
chimpancé… así como valoraciones sobre las temperaturas o
recomendaciones para el viajero como la ropa o medicamentos que
debería llevar para su viaje a la zona. Hasta incluso en este punto, Ossorio
sigue valorando la cultura del bubi en materia de medicina “No están los
negros privados enteramente de medicinas, pues saben utilizar las virtudes
de muchas plantas de las que seguramente algunas contienen principios
que serían de utilidad en la farmocopea de Europa” 214 y añade una lista
de estas plantas con el nombre en la lengua original. Ossorio realiza
verdaderas descripciones etnográficas al exponer, por ejemplo, el uso del
tatuaje o las escarificaciones tan frecuentes en las tribus de culturas
primitivas y que, por otra parte, pueden apreciarse en los dibujos que
muestran algunas de las piezas que en la actualidad se conservan en el
Museo de Antropología: 215
Puede afirmarse que todas las tribus de la costa emplean hoy el
tatuaje practicándose algunos, con los de la parte del Kru, una ancha línea
desde la frente a la punta de la nariz; otros, como los banokos y dualas,
anchos círculos concéntricos en las mejillas; otros, como los vicos, un
pequeño triángulo isósceles en la sien, cuyo lado menor descansa en la
cisura externa del ojo y los escasos individuos que se encuentran sin estos
y otros extraños dibujos, puede asegurarse que descienden de una familia
en que el padre ha sufrido la influencia de la civilización. El pamúe y el
buheba no gustan de esto, pero en cambio son muy aficionados á marcarse
el vientre, la espalda y los brazos con dibujos verdaderamente artísticos
que practican con la punta de cuchillos bien afilados; esta operación, que
213 OSSORIO, Amado “Fernando Poo y el Golfo de Guinea” Apuntes de un
Viaje. Madrid. Anales de Historia Natural, vol. 15, p. 291.
214 Ibíd., p. 310.
215 Véase reproducción de figuras en el apéndice documental, números 2 y 3.
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