Marina Muñoz Torreblanca - Tesis

de barro roto, al parecer, cuya significación desconocemos. Tallado en la
misma madera aparece en la cabeza el peinado propio de los pamues,
semejante al relieve y cesteria de ciertos cascos antiguos. Los brazos
recogidos, y las manos cruzadas delante del pecho, sosteniendo un
apéndice corto que forma con ellas una masa informe. El cuerpo es muy
estrecho y es notable el ombligo figurado por un cilindro muy saliente y
grueso. Las piernas lucen ajorcas de latón al extremo inferior, y el cuello,
la cabeza y la cara se adornan con vueltas con las vueltas de una especie
de rosario de cuentas azules de vidrio. En lo alto de la cabeza oscila un
penacho de plumas de ave atadas en escobilla. Numerosos grabados de
diversas figuras observan en el tronco y los brazos, y merecen especial
mención dos rayados que representan dos lagartos, iguales y
simétricos á uno y otro lado, paralelos a la línea de la columna
vertebral. La altura es de 48 centímetros en sesión; mas como las piernas
son muy cortas y apenas están dobladas, la estatura apenas aumentaría en
algunos más. En general las proporciones son disformes, pero tienden
a representar la fisonomía del negro de Guinea. 224
La conclusión descriptiva de la pieza cae en el desliz de buena parte de los
juicios realizados ante las esculturas primitivas, ya que la desproporción
de la pieza, nada tiene que ver con la fisonomía del negro de Guinea. Un
caso parecido al de los anitos en opinión de Manuel Creus, tal y como
vimos en el primer capítulo. De todos modos, la detallada narración de la
pieza nos permite identificarla con facilidad entre la colección del Museo
de Antropología Nacional. Aunque, según Marta de la Sierra Delage, de la
descripción proporcionada por Manuel Antón “falta el collar de cuentas
azules y el penacho de la cabeza que debieron perderse”, 225 cumpliendo
así otras de las características de las piezas primitivas debido a que,
además del hecho de estar descontextualizas de su lugar de origen
(muchas veces eran objetos ocultos al público), pierden parte de su
aderezo ornamental (plumas, penachos, collares…). Curiosamente, para
una exposición celebrada en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid
en 2005 titulada Orígenes se coloca un nuevo penacho a la figura para su
exhibición. 226 Según Francisco Mellén, las tobilleras de bronce que porta
la figura “son símbolo de poder y prestigio en relación con los contactos
comerciales”. Por último, cabe mencionar, tal y como describe Manuel
Antón, que puede apreciarse en la espalda de la figura el dibujo de dos
224 Ibíd., p. 337. [el destacado es nuestro]
225 SIERRA DELAGE, Marta, Tallas y máscaras africanas en el Museo
Nacional de Etnología. Madrid: Ministerio de Cultura, 1980, p. 72.
226 Véase fotografía de la “Escultura guardián de relicario. Bieri” en AA.VV,
Orígenes, Madrid: Ayuntamiento de Madrid, Centro Cultural Conde Duque,
2005, p. 314.
- 99 -